- Por JULIO IBARROLA
- Ex diputado
Los últimos acontecimientos sucedidos en la colonia Guahory, revela lo que venimos diciendo hace un tiempo: La existencia de un plan desestabilizador por parte de parlamentarios de la oposición deseosos de llegar de cualquier manera al poder. Y utilizando para este fin a campesinos, que no aceptaron la reubicación en Yhú, donde el INDERT, compró 1500 hectáreas de tierras en buenas condiciones de cultivo.
El plan, orquestado, entre otros, por los parlamentarios Luis Alberto Wagner, "Pakova" Ledesma, Miguel López Perito, Esperanza Martínez, entre otros, busca, instalar una situación caótica, que incluso, como vayan desarrollándose la situación de violencia, podría desembocar en un eventual pedido de juicio político para el presidente Horacio Cartes.
En el pasado, situaciones similares han acontecido en nuestro país y la solución ha llegado de la mano de la cordura y el diálogo, sin embargo en esta ocasión, la postura radicalizada de los campesinos, instigados –reiteramos– por parlamentarios de la oposición, hace imposible cualquier tipo de solución.
El respeto a la propiedad privada esta consagrada en la Constitución Nacional y el respeto a la misa -todos sabemos- es imperativa. Y en ese sentido, esperamos la sensatez de la postura de los campesinos que continúan con sus intenciones de invadir tierras que pertenecen –en muchos casos– a paraguayos. Hombres y mujeres nacidos en el país y que trabajan la tierra y se desviven por un futuro mejor.
Las acciones evidencian un despropósito por parte de los labriegos, que va más allá de la mera lucha por la tierra.
¿Por qué un grupo de campesinos se resiste a la solución que propuso el Gobierno? Que intenciones oscura tienen? ¿Acaso están esperando a tener un mártir y de esa forma buscar un juicio político? Todo esto es por la ambición y la mezquindad de ciertos políticos, que solo buscan su bienestar personal.
Deseamos fervientemente que la situación mejore e instamos a aquellos labriegos que se encuentran radicalizados en su postura a no dejarse manipular por políticos oportunistas que solo están obsesionados por llegar al poder.