Por Augusto dos Santos

Periodista

El narcotráfico y su impacto nunca merecieron un debate serio en el Congreso, institución enfrascada hace dos décadas en utilizar todas sus energías en pelear con sucesivos presidentes. Así creció el narco: por la indiferencia de la clase política.

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El 8 de diciembre del 2016, el diario La Nación informaba sobre un operativo de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) que puso al descubierto y desbarató el intento de un grupo del cártel de Sinaloa, enviado a Asunción para montar una estructura criminal con el objetivo de enviar cocaína a Estados Unidos y Europa.

Fueron incautados poco más de 200 kilogramos de cocaína con un valor aproximado de 30.000 dólares. La Senad descubrió que el grupo, liderado por el mexicano Jimmy Waine Galliel, ya tenía montado un local comercial, de importación y exportación, que contaba con despachante y con unas cinco personas que formaban el grupo. Todos fueron arrestados y entregados al Ministerio Público.

Al parecer, sin embargo, por el maniqueísmo del debate político actual, no se cuantificó la importancia del operativo de la Senad. Se trataba nada más y nada menos que del cártel de Sinaloa, uno de los cárteles más poderosos y peligrosos de México, cuyo jefe, "El Chapo" Guzmán, está de nuevo preso en México esperando su extradición a USA, luego de dos fugas de prisiones de máxima seguridad. Todo hace pensar que este intento no debe ser el único hecho en el Paraguay. ¿Habrá otro en marcha sin ser descubierto? Teniendo en cuenta los enormes volúmenes de dinero que produce el narcotráfico, es lógico pensar que es posible que sí.

La zona fronteriza con Brasil hace ya años que se convirtió en zona del narcotráfico. Con periodicidad se incautan grandes envíos de marihuana, y centenares de kilos de cocaína en esa zona, que abarca los departamentos de Amambay, Canindeyú, Alto Paraná, y sus capitales, Pedro Juan Caballero, Salto del Guairá, y Ciudad del Este. Estas incautaciones, últimamente en volúmenes inéditos, no han detenido –sin embargo- el tráfico de estupefacientes. De hecho, el Informe 2016 sobre Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, del Departamento de Estado de USA, que dice que el mismo representa un "comercio de contrabando multimillonario en dólares, alimentado en parte por la endémica corrupción institucional, se mueve en la región de la Triple Frontera compartida con Argentina y Brasil, y facilita mucho del lavado de dinero en Paraguay".

En gran medida este negocio turbio está financiado desde el Brasil, con capos mafiosos brasileños, pero el sacrificio de combatirlo recae en gran medida sobre el Paraguay, cuyas autoridades de control por décadas estuvieron acosadas por la tentación de ser parte del negocio.

De hecho, hay muchas señales que el Primeiro Comando Capital (PCC), de Brasil, opera en la zona de la Triple Frontera asociado a bandas locales. Sus sicarios han producido varios atentados como el que produjo la muerte de Jorge Rafaat Toumani. Y el PCC es uno de los principales destinatarios de las drogas provenientes de Paraguay.

VENDETTA EN ASUNCIÓN

Hace pocos días tuvimos la prueba que también sus sicarios se sienten capaces de operar a plena luz del día en la mismísima capital del país, Asunción, donde perpetraron un aparatoso atentado asesinando a una pareja de brasileños, Pablo Jacques y Milena Suárez. De Jacques se dice que es un amigo cercano de Ximenes Pavão, y la abogada de este último lo confirmó plenamente. En pocas palabras, eran amigos de la misma "profesión".

El presidente del Congreso, Robert Acevedo, expresó que este atentado es una demostración que el "sicariato" ya está instalado en Asunción. Añadió que ya mucha gente piensa luego del atentado en Asunción, que la zona de la Triple Frontera ha dejado de ser una zona "exclusiva" del narcotráfico. Faltaría que Acevedo se comprometa con su información –cuando se es autoridad y peor aún presidente del Congreso no se puede eludirlo– y plantee lo que dice saber en el Ministerio Público.

Los problemas estructurales no se resuelven con declaraciones de oportunidad o con ruidosas visitas a personas sospechadas o condenadas por delitos solo por confrontar entre poderes por determinada agenda. Los poderes del Estado tienen la obligación de estar unidos contra las drogas. El uso de este problema para debilitar al otro poder es miserable porque en el fondo el que pierde es el país.

Pero también hace falta un mayor compromiso de la Justicia. Igual a lo que ocurre con los "motochorros": los agentes de la policía los arrestan y la Justicia los deja en libertad a los pocos días; algo parecido sucede con los operadores narcos, muchísimos de ellos son invisibles a los lentes de la Justicia.

Lo que acontece en Pedro Juan con el asesinato de Rafaat fue un accionador de una serie de reacciones mafiosas, al parecer en venganza por tal episodio que hasta el momento conecta a varios narcos, algunos de ellos detenidos pero igualmente operativos.

En concreto, "la mafia" perdió "el pudor" de lavar sus asuntos en sitios apartados y lejos de las comunidades para desarrollar su poder de fuego en el centro de nuestras ciudades.

Hasta hace un par de años, el discurso que se escuchaba con frecuencia en Pedro Juan era "somos una ciudad tranquila. Si hay mafia, ella no molesta a la población civil". Eso cambió dramáticamente.

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Napoleón decía que todo hombre tiene su precio. El general Obregón, que fue presidente de México, dijo en cierta ocasión, durante la revolución mexicana: "no hay general que resista un cañonazo de 500 pesos". Quizá los 500 pesos de esa época equivalgan a 5 o 50 o 500 mil (en dólares) ahora. El caso es que las enormes cifras que manejan los narcotraficantes les permite corromper casi a cualquiera. En el periódico online de México, El Economista, usando datos y cifras de la Procuraduría General de la República de México, de la Drug Enforcement Administration de Estados Unidos y de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, se calcula que el tráfico de drogas a escala mundial genera la gigantesca suma de 320.000 millones de dólares por año, hasta la etapa de venta al menudeo. Equivale al 0,9% del producto Interno Bruto global. Como ejemplo del poderío del capo del cártel Sinaloa, las mismas fuentes calculan que sus ingresos en el año 2012 llegaron a la exorbitante suma de 3.000 millones de dólares.

Un ominoso ejemplo

No hace mucho que tuvimos una muestra pequeña, comparativamente, si se tienen en cuenta las cifras de arriba. El narcotraficante Jarvis Ximenes Pavão fue protagonista de la fuerza de convicción que tiene el dinero. Pavão disfrutaba de lo que se dio en llamar "celda VIP", en realidad, no se puede hablar de celda, disfrutaba de una casi mansión VIP, hasta que todo eso se terminó con una imperativa orden del presidente Horacio Cartes, que ordenó su traslado a una celda común de la Agrupación Especializada.

Todo lo recientemente ocurrido en Asunción y Pedro Juan debe inspirar a la prensa a volver al tratamiento policial de estos hechos, atendiendo que en torno a Pavão se dio todo un "cholulaje" que más parecía farandulístico que periodístico, con una generosidad que nunca se tuvo con ningún condenado en la historia.

Por la salud del Paraguay, este es el momento de ponerse del lado del Estado y promover acciones concretas y puntuales. La solitaria acción de la Secretaría Nacional Antidrogas no será suficiente si no existen esfuerzos conjuntos con el Poder Judicial y por sobre todo si el Congreso no le otorga al problema narco la categoría que se merece como un problema histórico en un momento supranacional muy delicado.

Quedaría por preguntarse otra cosa. ¿A qué políticos financiarán estos muchachos en la próxima campaña? Aquí podría abrirse un panorama muy inquietante.

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