Por Laura Morel

lmorel@lanacion.com.py

Tupiza, Bolivia.

Una verdadera fiesta boliviana se vivió este jueves en la ciudad de Tupiza, capital de la Provincia Sud Chichas, distante a unos 788 kilómetros de La Paz y que se convirtió en la primera parada de la caravana del Dakar en territorio boliviano.

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El final de la Especial (438 kilómetros para camiones y 447 para los demás vehículos) de la Etapa 4 fue fijado al final del río Tupiza, en la plaza principal, donde se montó un escenario en el que incluso estuvo el presidente Evo Morales.

Desde la tarde del miércoles, bolivianos de todas partes de la región se llegaron a la ciudad y acamparon en los alrededores del río y de la ruta principal. Este jueves, desde tempranas horas, la zona de llegada de los pilotos se colmó de gente que portaba la bandera de Bolivia, la del Municipio de Tupiza y también la de Tarija.

Cada vez que los pilotos asomaban por el río, se vivía una verdadera fiesta, con banderas en alto, aplausos y ovaciones. Por supuesto, los más vitoreados fueron los pilotos bolivianos, en especial el popular "Lobo del Desierto" Walter Nosiglia, que un día después de haber cumplido 55 años ganó la Etapa 4 en la categoría quads, convirtiéndose en el primer boliviano en ganar una etapa del Dakar.

Quieren más Dakar

Si en algo coincidieron los bolivianos que asistieron a la fiesta vivida en Tupiza, fue que desean albergar nuevamente una etapa del rally raid más duro del mundo el próximo año. Sobre todo, porque esta fue la primera vez que el campamento se instaló en esta ciudad, por donde solo pasó desde el 2014.

"¡Queremos más Dakar!", "¡Viva el Dakar!", gritaban cada vez que las cámaras de la televisión los apuntaban. Es que, además del espectáculo que significa ver pasar a los pilotos, los lugareños tienen la posibilidad de hacer algo de dinero vendiendo comidas, bebidas y hasta los hoteles se llenan en su totalidad. Igualmente, muchos son contratados por la organización.

Albirroja en Tupiza

En medio del público, divisamos una diminuta casaca de la selección paraguaya. La llevaba puesta el pequeño Ismar, que junto a sus padres viajó a Tupiza solo para vivir la fiesta del Dakar en el país de origen de aquellos. "¿A quien tomamos una foto?, preguntamos, y el chiquito respondió eufórico: "¡A mí, a mí!".

Pasadas las horas, la temperatura fue bajando, pero aún así los bolivianos se mantuvieron en los alrededores del río y la plaza hasta ver al último camión pasar, con el deseo de poder vivir nuevamente este fantástico espectáculo en 2019.

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