Traiguera, España | AFP, por Michaela CANCELA-KIEFFER.

El sol se pone y decenas de majestuosos árboles proyectan sus sombras sobre la tierra ocre del Levante español. Son olivos milenarios, que hay que proteger de la codicia de comerciantes sin escrúpulos que los arrancan de la tierra en aras de un buen negocio.

Amador Peset Celma, de 37 años, ataviado con un chaleco verde y botas de senderismo, se baja de un 4x4 destartalado y atraviesa el campo a toda velocidad. Se detiene ante un olivo inmenso, que parece desafiar el viento frío.

"Estás posiblemente delante del olivo más grande del mundo, de 10,2 metros de circunferencia", dice con orgullo.

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Los diez metros corresponden a más de mil años de historia, según la dendrometría, la ciencia de la medición de la edad de los árboles.

Peset, hijo de agricultores, cuida 106 "monumentos" como éste. Limpia minuciosamente sus enrevesadas ramas y elimina las malas hierbas que chupan su savia como vampiros.

Sin intervención humana, "el olivo se muere porque todas las malas hierbas van comiendo, van comiendo hasta que lo secan y lo matan", cuenta al describir la fascinante alianza entre estos árboles y sus cuidadores.

El agricultor Joan Porta, de 75 años, explica que hasta hace unos años estos olivos solían terminar en forma de leña destinada a las granjas.

"Ahora te das cuenta que son árboles de mil años, ¡son únicos!", exclama, mientras observa con cariño al monarca de estos campos familiares, el olivo "La Farga del Arión".

El árbol tiene 1.702 años, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Fue plantado en el año 314, bajo el emperador romano Constantino.

Los olivos, sembrados en España por griegos y romanos, cubren unos 2,5 millones de hectáreas en este país, un cuarto del total a nivel mundial.

La agrónoma de la Universidad de Córdoba Concepción Muñoz ha recorrido el país para catalogarlos.

El olivo, dice, "está dentro de las especies más longevas, no se sabe realmente por qué (...) tiene una capacidad de rebrote increíble, tiene muchas yemas latentes (...) capaces de regenerar el árbol por completo".

Obras de arte

Sin embargo, a mediados de los años 2000 "empezamos a oír el malestar de alguna gente que contaba que se estaban arrancando los olivos, que pasaban tráilers cargados" de enormes troncos, cuenta María Teresa Adell.

Ella es la gerente de una mancomunidad de 27 municipios de Valencia, Cataluña y Aragón (este), Taula del Senia, movilizada para defender este patrimonio.

Por esos años cuentan que se arrancaron centenares de olivos para ser vendidos como objetos de decoración dentro y fuera de España.

De hecho aún se encuentran en internet viveros extranjeros que ofrecen olivos "centenarios, milenarios o majestuosos".

Todd's Botanics, en el Reino Unido, propone árboles de España, entre ellos un ejemplar de Valencia por 3.500 libras.

"Compro uno o dos al año", confirma su propietario, Mark Macdonald, aunque explica que solo adquiere árboles con terrones, por decisión ética.

Los clientes son "personas con fuerte poder adquisitivo, para quienes la compra engloba un proyecto más importante", explica el viverista Nicolas de Boigne, especialista en árboles majestuosos.

El magnate francés del vino Bernard Magrez es uno de ellos. Los ha replantado en jardines de sus bodegas, incluido el conocido Chateau Pape Clément. Una decena de ejemplares de "entre 1015 y 1860 años", adquiridos en 2011 en una de las subastas más importantes de olivos milenarios.

Pero eso es como "coger una catedral y cambiarla de sitio", dice indignado César Javier Palacios, portavoz de la fundación medioambiental Félix Rodríguez de la Fuente.

Roamhy Machoïr-Heras, organizadora de la venta, se defiende: los árboles ya estaban en terrones, dice, al afirmar que "los rescatamos", recordando que sin oferta de los agricultores locales no habría venta.

De los 44 ejemplares, algunos fueron vendidos por más de 60.000 euros. Y los que no fueron a parar a las propiedades de Bernard Magrez, se unieron a una "suntuosa colección" en Medio Oriente.

"Para mí no son árboles, sino esculturas (...), obras de arte", señala con pasión Roamhy Machoïr-Heras, quien investigó su historia durante siete meses.

Espolio

Palacios lanzó una petición "contra el espolio de viejos olivos", que ha reunido 154.000 firmas en Change.org.

Pedimos "a los países que desarrollen normativas que prohíban el tráfico, como con el marfil", explica el activista, al celebrar que el comercio ya ha caído porque la gente entiende que son "tesoros del patrimonio".

"Si se arrancan (...) se pierde toda la información asociada a sus variedades", argumenta la agrónoma Muñoz, que ha catalogado 260 variedades en España, a veces con un solo ejemplar.

Los municipios de Taula del Senia han inventariado los más antiguos para protegerlos: unos 4.900 en total, conformando "la región del mundo con la más alta concentración de olivos milenarios", aunque también los hay en Italia y Grecia, según María Teresa Adell.

Desde 2006, la región de Valencia prohíbe arrancar árboles de más de seis metros de perímetro.

Y el tema fue llevado al cine en 2016 por Icíar Bollaín en "El Olivo".

Para terminar de convencer a los agricultores, Taula del Senia encontró un argumento económico: la producción de "aceite de oliva milenario", procedente únicamente de estos árboles contabilizados bajo estrictas normas de calidad que garantizan aroma y suavidad.

El litro se vende localmente por unos 18 euros, y en China alcanza los 90.

Amador Peset ya está por ello negociando con compradores asiáticos, dispuestos a encargar mil botellas de 100 ml... para la industria cosmética.

Etiquetas: #olivos

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