El Mercado Común del Sur (Mercosur), sumido en el 2016 en una grave crisis política que puso en peligro su continuidad, inicia un buen 2017 con la normalización en la presidencia pro tempore, que ahora estará a cargo de Argentina por los próximos seis meses. Esta situación incluso fue aceptada por el gobierno de Venezuela que, solo a modo de no quedar descolocado, anunció que "entregó" el cargo a Argentina, siendo simplemente un gesto de palabra ya que en ningún momento la presidencia estuvo a su cargo, como intentó que sea.

La Presidencia Pro Tempore (PPT) de Argentina en el bloque se inició este año con la perspectiva de normalizar el funcionamiento del bloque regional tras un año sumamente turbulento, principalmente a raíz del conflicto venezolano y su incumplimiento de los requisitos para su incorporación como socio pleno. Este hecho se dio por segunda vez sin la tradicional cumbre presidencial, que no pudo desarrollarse todo el 2016 debido al conflicto en Venezuela y también en Brasil, por el proceso de destitución de la ex presidenta.

Cabe recordar que la presidencia del Mercosur quedó acéfala en julio del año pasado, cuando Uruguay decidió dejar el cargo al finalizar su mandato. Venezuela debía asumir, pero, sin embargo, fue emplazada y cesada de sus derechos por no cumplir con la normativas de adhesión del organismo. Aun así, el Gobierno venezolano aseguró que estaba al mando del bloque, mientras los países fundadores Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay decidieron que los coordinadores se hagan cargo hasta la asunción del gobierno argentino.

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Estos acontecimientos derivaron en un conflicto dentro del bloque. Tras el incumplimiento de la normativa del protocolo, los países miembros no aceptaron la presidencia de Venezuela, decidiendo, por incumplimiento de las normas, bajar al país caribeño el título de miembro pleno a miembro adherente. En diciembre, al cerrarse el plazo de gracia, le fue retirada la voz y el voto, derechos inherentes como Estado parte. Es decir, hoy el Mercosur tiene como socios plenos solo a sus fundadores, siendo Venezuela y Bolivia socios, pero no plenos.

Como una suerte de alivio a la situación, se pudo ver que la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje en el que dice que "entrega" la presidencia pro tempore a Argentina. "Venezuela hace formal la entrega de la presidencia del Mercosur a la República Argentina, tal como corresponde", manifestó en su cuenta.

Rodríguez había denunciado agresiones por parte de funcionarios del gobierno argentino durante un intento de ingresar en un encuentro de cancilleres en Buenos Aires el pasado 14 de diciembre. No hizo alusión a ese tema, ni a la situación de Venezuela en el grupo regional.

Mercosur tiene el desafío de lograr de nuevo este año el entendimiento político para avanzar hacia los temas pendientes, como las negociaciones con la Unión Europea para un tratado de libre comercio. Ya se perdió bastante tiempo con los caprichos personales y actuaciones políticas que solo han logrado debilitar al bloque y perder la oportunidad de acelerar aspectos que realmente pueden servir a nuestros países.

La actuación de Venezuela durante todo el 2016 generó una innecesaria batalla política que perjudicó el buen relacionamiento. Se deberá determinar ahora cuál será la postura que se asumirá desde la presidencia pro tempore en relación a la situación venezolana en el grupo, pero ella debe estar sustentada en lo que establece el tratado. Es decir, mientras Venezuela no cumpla con los requisitos obligatorios para ser socio pleno, debe quedar en la categoría menor. Esa debió ser la postura siempre y es la que ha adoptado de manera firme el gobierno paraguayo, la de no claudicar a pesar de las agresiones verbales que ha recibido el país y sus autoridades.

El Mercosur tiene una deuda con la región, en lo que respecta a lograr el objetivo que se ha trazado en su fundación, el de la cooperación para fortalecer las capacidades de cada uno de los países en materia económica y comercial. Los Estados partes deben enfocarse en avanzar en la generación de estrategias y políticas de desarrollo que permitan reducir las asimetrías así como intercambiar conocimientos y experiencias.

Estas premisas que tienen como eje la profundización de la integración, solo serán posibles conseguir si en el seno del bloque existe armonía, respeto a los tratados y a cada integrante, además de un sentido de integración real, y no de imposición de un determinado pensamiento o ideología.

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