Por Antonio López
antoniolopez@lanacion.com.py
Mba'e la aipo Rally Dakar se preguntaba mucha gente cuando un tiempo atrás se hablaba ya con insistencia de que la competencia internacional más importante a nivel "tuerca" en esta edición 2017 tendría su largada en Asunción. Otros quizás más informados ya sabían que "La aventura comenzaba en 1977. Thierry Sabine se pierde con su moto en el desierto de Libia, durante el recorrido del rally Abidjan-Niza. Salvado in extremis de entre las arenas, regresa a Francia fascinado por los paisajes y decide compartir con otros su descubrimiento. Es así que se inventa un recorrido saliendo de Europa. La ruta alcanzaría Alger, después pasaría por Agadez y se acabaría en Dakar. El fundador le pone un lema a su creación: Un desafío para aquellos que parten. Un sueño para quienes se quedan. Gracias a una fuerte convicción y una brizna de locura, propias a las grandes ideas, el proyecto se concretiza rápidamente. El París-Dakar, una competición diferente, abierta incluso a los sin títulos, y que conlleva un mensaje de apertura hacia el otro, llama la atención, sorprende y seduce (Wikipedia)".
Y llegó el día, ese día que incluso muchos paraguayos pensaban (maliciosamente) que no llegaría, y aquí viene bien esta anécdota para pintar que a veces en el Paraguay existe la mala onda, y mucha: "Un vendedor de peces tenía dos canastas llenas de sus productos, una estaba abierta y la otra bien cerrada. Un cliente le pregunta el porqué de una abierta y la otra cerrada, y el vendedor le dice, en la cerrada hay peces japoneses que intentan salir hacia arriba y todos ayudan para que eso se concrete, y en la abierta hay peces paraguayos y como cuando uno trata de salir a flote los otros hacen lo posible para no dejarlo salir, para hundirlo más, no hay peligro de que se escapen".
Y eso, lamentablemente ocurrió por estos días en Paraguay, pero por suerte, son muchos más los que tiran buena onda y "viven a ful" la fiesta tuerca internacional que por primera vez se realiza en el país. Y jode, molesta, cómo hay extranjeros que alaban la organización, la amabilidad de la gente y muchas otras cosas que quizás no vemos pero que están ahí, mientras que compatriotas solo ven negativo todo esto.
Lo ocurrido el fin de semana y ayer en torno al rally, tanto en la Costanera como en la zona del interior donde se corrió una parte pequeña; pequeña pero se corrió, de la competencia, será un muy lindo recuerdo para quienes lo vivieron. El Paraguay estuvo por unos días en la mira internacional y se cumplieron los objetivos, y se dejó una buena imagen de país, pese a algunos pequeños percances que no empañaron el histórico evento.
La parte organizativa que fue responsabilidad de Paraguay cumplió, lo que vale como una carta de presentación para futuros eventos internacionales, incluso otra edición de Dakar.
Lo que nació de un sueño allá lejos en París, Francia, llegó al país y deleitó a la gente, a mucha gente, y eso es lo que sirve. Lo que viene ahora, los entre 8 y 9 mil kilómetros de recorrido (incluido Paraguay) entre Bolivia y Argentina quizás ya sea una anécdota. Paraguay formó parte esta vez de un evento que estuvo en la mira de millones de personas de todo el mundo, y creo que cumplió. Se pueden hacer mucha cosas más, solo hay que ponerse las pilas y hombro con hombro empujar los proyectos para asombrar a propios y extraños.
El aipo Rally Dakar ya vino, pasó por Paraguay, e independientemente de que la parte económica que pudo haber quedado en el país es muy importante, lo que quedó fue una experiencia que no se borrará por mucho tiempo de muchos compatriotas.
El Paraguay estuvo por unos días en la mira internacional y se cumplieron los objetivos, y se dejó una buena imagen de país, pese a algunos pequeños percances que no empañaron el histórico evento.