Con perfil bajo, presupuesto mínimo comparado con otros equipos de su país, Chapecoense fue borrando rivales de la lista de la Sudamericana. Tumbó a favoritos como Independiente y San Lorenzo, para meterse en una histórica final continental en sus apenas 43 años de vida institucional.
Con el apoyo de todo un país y gran parte del continente, el "Huracán del Oeste" iba cargado de ilusión a Medellín, pero el 28 de noviembre, un accidente aéreo cambió todo. La felicidad se convirtió en tristeza, la ilusión se transformó en desesperanza y una negligencia inexplicable le quitó la vida a 71 personas (22 futbolistas, todo el cuerpo técnico y una veintena de periodistas).
El club quedó devastado, sin jugadores y con una final en puerta. Atlético Nacional tuvo la grandeza de pedirle a Conmebol para que Chapecoense sea declarado campeón de la Sudamericana. Tras unos días de duelo, el ente del fútbol sudamericano comunicó oficialmente la noticia, que era el pedido de todo el continente. Quedó como máximo con diez jugadores, ya que además de los tres sobrevivientes (Neto, Ruschel y Follmann), quedaron en Brasil uno siete atletas no convocados.
El primer semestre
El primer semestre fue entero del Atlético Nacional, el mejor equipo del 2016.
El verde de Medellín, ganó sin cuestionamientos la Copa Libertadores, jugando bien. Sustentado por un Armani extraordinario, volantes exquisitos como Guerra y Torres y un goleador indiscutible como Borja.
Tenía todo además para conquistar la Sudamericana, pero la desgracia de Chapecoense cambió todo.