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Un enigma político: ¿Qué partido, en qué país, ha prometido "medidas punitivas" contra la inmigración ilegal, ha amenazado con privar de su derecho a las personas que llegaron hace medio siglo y ha dicho a los inmigrantes que "se preparen y tengan sus valijas listas"?
La respuesta no es el Frente Nacional de Francia, el Partido de la Independencia del Reino Unido, Jobbik de Hungría o cualquier otro partido político insurgente en Occidente. Es el gobernante partido Bharatiya Janata, de la India. El BJP y su líder, el primer ministro Narendra Modi, se dirige contra los inmigrantes de Bangladesh, de los cuales podría haber más en la India que mexicanos en Estados Unidos. Este discurso nativista es prueba de una desagradable tensión en la demagogia del mundo en desarrollo.
Pakistán actualmente está tratando de desalojar a cientos de miles de inmigrantes afganos, algunos de los cuales han vivido en el país durante décadas. Gabón y Guinea Ecuatorial están expulsando migrantes de África central. México, que se queja amargamente –y con razón– sobre el trato de su pueblo en los Estados Unidos, hace muy poco para evitar el secuestro en masa y el asesinato de inmigrantes de Centroamérica.
Todos los líderes políticos, incluso los dictadores, deben tomar nota de cómo se sienten sus ciudadanos, y los ciudadanos de los países pobres y de ingresos medios a menudo no están mejor dispuestos hacia los inmigrantes que los electores del mundo rico. Además, un gobierno que amenaza con cerrar sus campamentos de refugiados o arrancar a millones de trabajadores migrantes de sus hogares podría ser capaz de extorsionar dinero de los donantes occidentales. No obstante, el trato dispensado a los inmigrantes en los países en desarrollo es sumamente fútil, antiliberal y económicamente ruinoso.
Incluso en los países ricos, donde la mayoría de los trabajadores tienen empleos formales y son conocidos por las autoridades, los inmigrantes ilegales son difíciles de atrapar. En los países más pobres, donde el Estado es débil y casi todo el mundo trabaja informalmente, es casi imposible. Las fronteras nacionales tienden a ser porosas. La frontera entre Bangladesh y la India se extiende alrededor de 2.500 millas, más larga que la frontera entre México y los Estados Unidos, y está tan escasamente vigilado que el ganado puede ser contrabandeado a través de él.
Al igual que los migrantes de todo el mundo, las personas que abandonan sus países del mundo en desarrollo casi siempre están tratando de mejorar su situación y la de sus familias. A diferencia de los migrantes que llegan a Occidente y los estados del Golfo, con frecuencia son muy pobres. Cuando Estados Unidos y Europa son más estrictos en sus fronteras, los indios de clase media y los nigerianos pierden. Cuando India y Nigeria hacen lo mismo, algunas de las personas más desesperadas del mundo sufren.
El asombroso éxito de los asiáticos del sur que fueron expulsados de Kenia y Uganda en la década de 1970 y terminaron en Gran Bretaña sugiere que África habría hecho bien en mantenerlos. Los migrantes aportan dinamismo e ideas frescas a los países pobres y de ingresos medios, así como a los ricos y la falacia de la escasez de trabajo es todavía más evidente en el mundo en desarrollo. A veces los gobiernos se dan cuenta de esto y retroceden. En el 2014, Sudán del Sur dio a conocer un alocado plan para obligar a las compañías a despedir a sus trabajadores extranjeros en el plazo de un mes. Pero retrocedió cuando compañías y organizaciones benéficas señalaron que no podían funcionar sin los kenianos y otros inmigrantes. Sudán del Sur no está exactamente transbordado con graduados calificados que pueden mantener las luces encendidas.
Sería mucho mejor para los inmigrantes y para los países donde ellos se dirigen si los gobiernos amplían las vías legales para el arreglo. En la actualidad algunos de los lugares menos atractivos del mundo tienen las exigencias de visas más complicadas posibles y esperan que los migrantes económicos, cual destreza de circo, salten a través de los aros más pequeños. Cualquiera hasta pensaría que sus calles fueron pavimentadas con oro.