La Habana, Cuba. AFP.
La economía cubana entró en números rojos después de 23 años y pocos esperan que el panorama mejore en el 2017. La crisis en Venezuela y Donald Trump pueden amargar todavía más el último año de Raúl Castro al frente del gobierno. En pleno acercamiento con Estados Unidos, pero sin el soporte venezolano de antaño, la isla registró una contracción del PIB del 0,9% en el 2016 frente al crecimiento de 4,4% del 2015.
Esto nos "nos sitúa en un escenario que no podrá revertirse en el corto plazo" y que estará "caracterizado por fuertes restricciones", admitió el ministro de Economía Ricardo Cabrisas.
Una perspectiva nada halagadora para el octogenario Raúl Castro, que dejará el poder en el 2018. Con su salida, más allá de que seguirá influyendo como máximo dirigente del Partido Comunista de Cuba, se cerrará la era de los Castro.
Su hermano Fidel, padre de la Revolución cubana, falleció en noviembre a los 90 años tras haber dejado el poder en el 2006. Nadie sabe a ciencia cierta a quién apadrinará Raúl Castro como sucesor.
DEUDA EXTERNA
"El último año de la presidencia de Raúl Castro será uno de los más difíciles para la política económica bajo su mando", señaló a la AFP el economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia.
En un contexto de bajo crecimiento mundial, Cuba enfrenta sus propios obstáculos: el pago de una deuda externa renegociada, la incertidumbre política en Venezuela, la caída de los precios y de la producción de azúcar y níquel, y la lenta reforma a favor del trabajo privado y la inversión extranjera.
"En esta ecuación compleja se suman las incertidumbres en cuanto a la política que seguirá la administración Trump" a partir del 20 enero, comentó Vidal. Trump podría frenar o revertir los avances que desde el 2014 han dado los otrora adversarios de la Guerra Fría, lo que afectaría no solo la diplomacia, sino jugosas oportunidades de negocios concentradas por ahora en el turismo.