Queda claro que es casi imposible tener un arbitraje perfecto en el fútbol y más aún en Paraguay, donde hay demasiado por mejorar, y donde alguna vez este oficio debe profesionalizarse definitivamente.

Como siempre, el año terminó plagado de cuestionamientos y lloriqueos por parte de los dirigentes de nuestro fútbol, que solamente observan los errores en contra y no así los favorazos que reciben, normalmente por ineptitud, no por mala fe. Los grandes de nuestros fútbol, Cerro y Olimpia son los que más cuestionan, pero normalmente los que más beneficios tienen.

Hubo muchas equivocaciones de los jueces este año, quizás no tan graves como en el 2015, donde fue una temporada paupérrima para los jueces. Increíblemente este año las grandes pifiadas pasaron por manos de los árbitros asistentes y no hace falta remontarnos demasiado para dar un ejemplo. En el Clausura, Olimpia triunfa ante Nacional con dos jugadas en off side que terminaron en goles. Una fecha después, el Decano fue perjudicado por otro línea, que convalidó un gol en posición adelantada grosera de Santiago Salcedo. El partido terminó 2-2 y el Franjeado se alejó de Guaraní.

El juez mimado, pero que respondió fue Mario Díaz de Vivar, quien fue el que más dirigió en el 2016, seguido por Éber Aquino y Jorge Mercado.

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Según las calificaciones de todo el año de La Nación, Díaz de Vivar fue el de mejor puntaje, esto teniendo en cuenta la cantidad de juegos protagonizados. Además tenía que haber dirigido la final de la Copa Sudamericana, pero lastimosamente para él no se disputó.

Cáceres, un privilegiado

El que sacó la cara por Paraguay en el mundo fue Enrique Patricio Cáceres, quien dirigió la semifinal del Mundial de clubes entre el campeón, Real Madrid y el América de México. El juez guaraní fue el segundo hombre de negro que utilizó la nueva tecnología en el fútbol. Recurrió a la repetición de video y convalidó correctamente un gol de Cristiano Ronaldo.

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