Por Frankie Taggart. Los Angeles, Estados Unidos. AFP.

La vida de Carrie Fisher poco tiene que ver con la de la aguerrida princesa Leia, que la llevó a la fama. Las drogas y alcohol fueron protagonistas en buena parte de la vida de esta actriz que murió ayer a los 60 años. Fue una etapa que quedó atrás, pero que nunca ocultó y que compartió en libros y entrevistas.

Un infarto le quitó la vida. Lo sufrió el viernes en un vuelo a Los Ángeles, procedente de Londres, donde estaba promocionando su octavo y más reciente libro, con impactantes memorias de su vida.

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También volvía a llamar la atención del público con el regreso de Leia a la gran pantalla en el Episodio VII de "La guerra de las galaxias", que se estrenó a finales del 2015. Fisher saltó a la fama como la rebelde guerrera Princesa Leia en la trilogía original de "Star Wars", cuyas tres películas (1977, 1980, 1983) se convirtieron en un fenómeno cultural.

Desde su nacimiento, en Los Ángeles en octubre de 1956, su vida estuvo marcada por la extravagancia de Hollywood. Fue el producto del matrimonio entre la estrella de cine Debbie Reynolds, conocida por su papel en "Singin'In The Rain" (Cantando bajo la lluvia), y del cantante Eddie Fisher.

A principios de los 80 su vida estuvo marcada por el alcohol, las drogas y la depresión, coincidiendo con papeles fracasados en películas como "Under the Rainbow" (1981) y "Hollywood Vice Squad" (1986).

Recibió el aplauso de la crítica por su trabajo en la comedia "Cuando Harry conoció a Sally" de 1989, pero ya a partir de allí había comenzado a darle la espalda a la actuación para comenzar a escribir. Se hizo entonces conocida por su honesta escritura semiautobiográfica, incluyendo su mayor éxito "Postcards from the Edge" que se convirtió en película en 1990. Una talentosa guionista, Fisher revisó numerosos guiones, incluyendo "Cambio de hábito" (1992), "Epidemia" (1995) y "La mejor de mis bodas" (1998).

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