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De The Economist
Los bancos en todo el mundo están luchando con las tasas de interés bajas. En ninguna parte han batallado por más tiempo que en Japón. Aunque el Banco de Japón introdujo las tasas negativas apenas en enero, casi 20 meses después que el Banco Central Europeo, sus tasas han sido ultra bajas durante años, tras llegar primero a cero en 1999. En su larga batalla contra la deflación, Japón fue pionero en la "relajación cuantitativa" _ comprar enormes cantidades de bonos gubernamentales _ lo cual deprime las tasas a más largo plazo y por tanto los márgenes de crédito de los bancos. Desde septiembre, el Banco de Japón también ha apuntado a mantener el rendimiento del bono a 10 años en alrededor de cero, mientras mantiene su tasa de depósito en -0.1 por ciento.
Los bancos han tenido cierto alivio últimamente: desde la elección de Donald Trump como presidente en noviembre, la curva de rendimiento se ha empinado ligeramente _ y los precios de las acciones han subido _ conforme las tasas de interés estadounidenses se han elevado y el yen se ha tambaleado. El 20 de diciembre, sin embargo, el Banco de Japón mantuvo su política en un patrón de espera.
Para los mayores prestamistas de Japón, las tasas negativas son "un irritante, no una catástrofe", dijo Brian Waterhouse de CLSA, una casa de bolsa. Cada décima parte de punto porcentual por debajo de cero, estimó, reduce en 5 por ciento los ingresos de los tres "megabancos", Mitsubishi UFJ Financial Group, Mizuho Financial Group y Sumitomo Mitsui Financial Group. Para los peces más pequeños, sin embargo, las tasas por debajo de cero son más dolorosas.
Con las tasas ultra bajas y la economía inmóvil, la cosecha de préstamos a las empresas japonesas ha sido escasa. Los tres megabancos reportaron diferenciales del crédito nacional a clientes corporativos de solo alrededor de 0.5 puntos porcentuales en los seis meses hasta septiembre.
El dinero barato no ha agitado la demanda por el crédito: Ryoji Yoshizawa de S&P Global Ratings señaló que las empresas japonesas han sido ahorradores netos desde fines de los años 90.
Sin embargo, el crédito nacional representa solo una sexta parte de las utilidades de los megabancos, contra más de tres quintas partes en los alrededor de 100 bancos regionales, según Katsunori Tanaka de Goldman Sachs.
Algunos regionales han pasado al crédito de consumo, un campo que era dominado por especialistas a veces turbios hasta que los topes a las tasas de interés y el tamaño de los préstamos se interpusieron.
Los grandes prestamistas también están a la caza del ingreso no relacionado con intereses. Mizuho, por un lado, se presenta como "un grupo consultor de servicios financieros", haciendo ventas cruzadas de productos de inversión a los clientes bancarios.
"La cantidad del mercado japonés se está contrayendo", dijo Koji Fukiwara, director de estrategia de Mizuho. "Sin embargo, la calidad está cambiando positivamente".
Dijo que él espera, por ejemplo, que para pagar la atención en su vejez las personas trasladen dinero de los depósitos _ más de la mitad de los activos financieros de las familias _ a fondos de inversión de más alto rendimiento. A través de exenciones fiscales, el gobierno está tratando de dar impulso a la compra de acciones. Si un yen declinante ayuda a mantener la inflación por encima de cero, las tasas de interés reales serán negativas, mejorando el incentivo.
Cierto, la brecha se ha reducido conforme el ritmo del crédito extranjero se ha desacelerado y los bancos han acumulado depósitos, pero persiste; y el costo de cubrirla con endeudamiento a corto plazo ha aumentado. Esto refleja mercados de dinero estadounidenses más tensos y una ruptura de la "paridad de intereses cubierta", el principio de que la diferencia entre los tipos de cambio spot y a plazo deberían reflejar el diferencial de las tasas de interés entre las monedas.
"Si suceden sacudidas en los mercados financieros", dijo Shinobu Nakagawa, un funcionario del Banco de Japón, "ellos" podrían enfrentar dificultad en el financiamiento.
Las perspectivas de los regionales son más sombrías. Según la política del Banco de Japón, los bancos seguramente serán menos rentables, dijo Isao Kubota, presidente de Nishi-Nippon Financial Holdings, en Fukuoka en la isla sudoccidental de Kyushu.
Sin embargo, dijo que los lazos estrechos con los clientes corporativos siguen siendo una gran ventaja. La vida es más difícil para los bancos cooperativos más pequeños, y para las aseguradoras y los fondos de pensión, con muchas obligaciones a largo plazo.
Kubota vio peligro en el estímulo del gobierno a que los ahorradores cambien a acciones: si tiene éxito, dijo, el financiamiento de los bancos se volverá "mucho más impredecible".
De ahí el entusiasmo de Nishi-Nippon por su subsidiaria de valores, establecida en 2010; ahora está involucrado en una empresa de administración de activos con seis de sus similares. A través de otra subsidiaria, Kyushu Card, ha entrado también en el mercado de las tarjetas de crédito y los préstamos de consumo.
Combinadas con poblaciones rurales declinantes, la tecnología digital y el estímulo de los supervisores bancarios, las tasas negativas podrían forzar a la largo tiempo retrasada consolidación de los prestamistas regionales.
Matt Sweeny y sus colegas en Bain, una firma consultora, estiman que, para 2025, su número podría reducirse a la mitad, a 50 más o menos. A los compradores que probablemente les vaya bien, dijo Sweeney, serán los adquirientes que empiecen con acuerdos más pequeños antes de enfrentar los más grandes. Aquellos con accionistas extranjeros, que tienden a ser menos pacientes que los inversionistas nacionales, estarán bajo más presión para actuar.