David Burkus

Muchos ejecutivos y empleados luchan por (y batallan con) el equilibrio entre vida y trabajo. Encontrar el tiempo suficiente a lo largo de la semana para obtener experiencias hogareñas significativas y completar asignaciones laborales de alta prioridad parece dejar ambos espacios agotados. Para tratar de manejar esta fuente de estrés, muchos intentamos imponer mejores fronteras sobre nosotros y nuestro tiempo: definimos reglas estrictas acerca de cuándo revisaremos el correo electrónico y cuándo no, a dónde sí llevaremos nuestros teléfonos móviles y qué tan a menudo podremos traer trabajo a casa.

Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que mantener distinciones estrictas entre los roles laborales y hogareños podría estar exacerbando nuestros sentimientos de estrés. En lugar de dejar el trabajo en la oficina y la casa en la puerta, integrar ambos podría ser una mejor estrategia para el bienestar y el desempeño.

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Esto puede explicarse a través de un concepto al que los psicólogos llaman "transición cognitiva de roles". Cuando está activamente integrado en un rol, pero tiene pensamientos o sentimientos relacionados con otro, está experimentando una transición cognitiva de roles. Muchas veces esas transiciones son fáciles y breves (como recordar el cumpleaños de alguno de los padres durante una noche de convivencia con amigos), pero entre más separados estén los roles de su vida, mayor será la transición.

En el lugar de trabajo, esas transiciones de rol pueden ser una fuente de estrés. Cuando un pensamiento relacionado con casa se escabulle en su mente mientras se encuentra en la oficina, experimenta una transición cognitiva del rol laboral al rol hogareño. Incluso si la transición es breve, puede agotar la energía y enfoque necesarios para desempeñarse en el trabajo. Lo mismo sucede en casa: usted podría estar cenando con su pareja, y de repente un pensamiento relacionado con el trabajo cruza su mente. Tiene que hacer un esfuerzo para expulsarlo otra vez.

Debido a que estas transiciones cognitivas requieren esfuerzo, la mayoría de los consejos previos respecto a cómo administrarlas han sugerido que se minimicen a través de fronteras disciplinadas. Ahora, investigadores de Ball State University y de Saint Louis University han descubierto que lo opuesto podría ser verdad, integrar el trabajo y la vida podría equiparnos de mejor forma para manejar las transiciones cognitivas y limitar el desgaste de nuestros recursos cognitivos.

Los investigadores encontraron que las personas con fronteras menos definidas entre la casa y el trabajo sí experimentaron más transiciones cognitivas de rol, pero también quedaron menos agotadas por ellas. Más aún cuando las personas trataron de mantener separados el trabajo y la vida casera, sus transiciones cognitivas del rol tuvieron más probabilidades de requerir mayor esfuerzo y por lo tanto afectar su desempeño.

Para las compañías, los hallazgos implican beneficios adicionales de acuerdos laborales flexibles como el "tiempo flexible" o permitirle a los empleados trabajar desde casa. Para los individuos, el estudio no solo implica el permiso de permitir que su mente divague en el trabajo (o en casa), sino quizá puede ofrecerle un poco de perdón: dejar que su vida personal se entrometa en su trabajo podría volverlo más productivo en el largo plazo.

(David Burkus es el autor de "Under New Management").

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