Cuando parecía que esta vez el torneo no le escapaba a Olimpia, apareció el gran Guaraní, para ganar el mano a mano más añejo y quedarse con la otra mitad de la gloria local. El Aurinegro borró algunos fantasmas de años anteriores y aunque tuvo tropezones, fue mucho más regular que el Decano.

Con "Chiqui", el equipo tomó una identidad y también alcanzó una regularidad apreciable, que podría ser suficiente para pelear por los primeros lugares. El cambio obligado de entrenador (Arce fue a la selección) increíblemente fue lo mejor que le pasó al Aurinegro y no porque se haya ido "Chiqui", sino por la llegada de Daniel Garnero.

Con el nuevo DT, Guaraní encadenó 8 victorias, 24 puntos de seguido y tomó la cima para no soltarla más. Garnero mantuvo imbatible al equipo 12 fechas, cuando apareció Libertad para darle algo de vida a Olimpia.

No hubo mucho que cuestionar al campeón, que hizo casi 80% de los puntos en las últimas 16 fechas.

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El equipo se sustentó en la fortaleza defensiva de Cabral, el equilibrio y la pausa de los volantes (Aguilar y Palau), la fantasía de Camacho y los goles del hombre récord, Rodrigo López.

MAL INICIO DE AÑO

En el Apertura, la producción aurinegra fue paupérrima. Comenzó con una campaña horrible con Fabricio Bassa, quien solo duró cinco fechas en el cargo. Luego llegó Francisco Arce, pero las cosas tardaron mucho para estabilizarse, casi una rueda de empates y derrotas para luego comenzar con la racha positiva. La reacción fue tarde y eso se vio reflejado en su posición final: cuarto, compartiendo posición con Sol de América.

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