Por Ireneo Acosta

El equipo cerrista entró con el poderío que tiene Florentín. Lo mejor puso el Ciclón y así desequilibró en forma tempranera el partido a su favor.

Con Cecilio, que definió con clase en una jugada colectiva, se puso adelante, ante un rival que demostró muchas falencias a lo largo del partido. Los errores defensivos fueron vitales y en el medio, el equipo de Mario Jara no tuvo equilibrio ni peso. Pelotas perdidas fueron aprovechas por los azulgranas. Así, Rodrigo Rojas anotó un golazo para aumentar el tanteador.

Con Julio Villalba desequilibrante, con Rodrigo y Torales apoyando en los momentos justos y con Cecilio imparable, siguió el juego, mientras los auriazules no encontraban la manera de parar el aluvión azulgrana. Otro error defensivo luqueño y Alonso aumentó el marcador, pese a la estirada de Aquino y la desazón del cuerpo técnico visitante.

Con esa diferencia a favor, Cerro ya definió en el primer tiempo, pero también en esa fracción los capiateños sellaban su clasificación a la Libertadores. Por el prestigio y el orgullo del cerrista, en el segundo tiempo, los azulgranas entraron sin bajar el ritmo y aún apretando más en busca de aumentar el marcador. El rival intentó en algunos momentos oponer resistencia, mas cuando entró Arévalos.

Las fallas siguieron en la defensa luqueña y así era fácil para Raúl Cáceres anotarse entre los goleadores. Es más, Cecilio tuvo a su merced quedarse con el botín de oro del Clausura, pero su penal ejecutado de manera displicente y hasta irresponsable, lo detuvo Aquino. Hasta que Arévalos descontó. Mucho no se festejó entre los cerristas, porque fue un triunfo con sabor a nada. En Luqueño, los errores se pagan caro y les pasó la factura.