Por Alex Noguera

Periodista

Mañana se cumplen exactamente 6 meses de aquel oscuro 18 de junio cuando un grupo de 9 criminales dio rienda suelta a su licencia para matar y como manada de perros descontrolados en noche de fiesta y no agentes del orden, dispararon sin consideración, a mansalva, escudados en la impunidad contra personas inocentes.

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Al día siguiente la hija de su camarada, Viviana Paredes Zanotti, de apenas 3 años, expiró sin entender lo que había sucedido. El último recuerdo que se llevó de este mundo fueron las ensordecedoras detonaciones, las balas que mordían la camioneta blanca que conducía su desesperado abuelo antes de que el colmillo de metal perforara su frágil cráneo infantil y la sumiera en el sueño del que no despertaría jamás. Desde el cielo ella se pregunta, ¿qué pasó? Viviana merece respuestas.

Según Carlos Alcaraz, fiscal y testigo del operativo fallido realizado ese sábado en Nueva Italia, el viernes recibió el dato de que "un camión cargado de marihuana estaría por la zona", por lo que acompañó a los agentes. Según relata, tres camionetas de la Senad y la del Ministerio Público fueron para allanar una vivienda, pero "por el camino" se percataron de que una camioneta blanca (conducida por Ulrico Zanotti) al verlos "retrocedió y aceleró como huyendo". Se internó en una plantación de caña de azúcar. Dentro iban también Ana Franco de Zanotti (abuela de Vivi), Alexandro (tío) y Viviana. Los antidrogas abrieron fuego contra la camioneta, que se detuvo a los 200 metros. Ya por entonces el tío tenía una bala en el pulmón y la nena otra en la cabeza.

¿Por qué dispararon? Ellos iban a allanar una vivienda en busca de un camión cargado de marihuana y no una camioneta que estaba por el camino. ¿Por qué a esa precisamente y no a las otras cientos con las que se cruzaron para llegar a Nueva Italia? Además, ¿por qué dispararon? Los Zanotti Cavazzoni no les dispararon, así que no tenían que responder a ninguna amenaza. Eran 4 camionetas contra una particular, con 9 agentes profesionales, entrenados, y un fiscal. En el otro rodado solo iba una familia asustada porque –según Alcaraz– Ulrico explicó más tarde que por la zona "siempre se roban vehículos". No tenían por qué dispararles. Los uniformados ni siquiera sabían a quién disparaban. ¿Quién es responsable? ¿El fiscal que tiene a su cargo el operativo? ¿El juez que lo autorizó? ¿Los agentes? Vivi merece respuestas.

"Trataron de identificar a quien disparó la bala asesina y las respuestas no convencen".

Transcurrieron 6 meses desde esa trágica noche y la fiscala Mirta Rivas confirmó que solicitó 6 meses más para seguir recabando datos. En todo este tiempo lo único concreto es que Nicolás Cáceres, Cristhian Morán, Miguel Chaparro, Virgilio Chávez, José del Rosario Sánchez, Ignacio Sosa, Luis Servián, Emilio Vall y José López, están recluidos en la penitenciaría de Viñas Cué, pero no se sabe por cuánto tiempo.

La estrategia empleada hasta ahora es la del "yo no fui". Como es lógico, los sospechosos se lavan las manos y forman cuerpo para protegerse unos a otros. Trataron de identificar a quien disparó la bala asesina y las respuestas no convencen. Primero se realizó la prueba de balística en el laboratorio de la Fiscalía, pero no se pudo determinar de qué arma provino. Después se practicó un segundo intento en los laboratorios de la Policía Nacional, con igual resultado.

A no ser de que la bala esté muy fragmentada, los exámenes serían inútiles, pero, ¿por qué una bala de las características utilizadas esa noche va a estar fragmentada? Las armas reglamentarias standard utilizadas por los agentes en los operativos utilizan municiones 5.56 mm, que no son de plomo simplemente, sino que –aunque tienen un núcleo blando– están encamisadas, es decir, están recubiertas por un metal más duro. Se entendería que la bala en cuestión esté fragmentada si se hubiera estrellado contra otro metal o contra concreto, pero en este caso solo atravesó el frágil cráneo de una niña de 3 años, que aún está en formación. ¿Cómo puede fragmentarse al punto de no poder ser analizada? ¿Se habrá dañado en el proceso de extracción? Es poco probable, aunque no se puede descartar ninguna teoría. Viviana merece respuestas.

Ni en una película de suspenso se podría entender que todavía no se haya hecho la reconstrucción de los hechos y menos que la fiscala Rivas tenga que realizar un "urgimiento" para que se fije una fecha antes de que finalice este año. ¿Por qué el juez penal de Garantías Leonardo Ledezma todavía no fijó una fecha si en noviembre la Cámara de Apelaciones le dio luz verde para hacerlo?

Vivi merece una respuesta, pero también la sociedad. Y no una absurda en la que inocentes ciudadanos temerosos reciben balas de parte de quienes deberían protegerlos, como ocurrió esa noche. Una respuesta seria que no deje dudas de que el sistema no protege a los asesinos porque cualquiera puede ser la siguiente víctima de 9 agentes y un fiscal.

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