Por Josefina Bauer, socia del Club de Ejecutivos

La semana pasada, al conversar con una amiga recordé una lección que aprendí e incorporé a mi vida hace algunos años atrás: Los 2 círculos que manejan mi vida.

Resulta que mi amiga estaba muy preocupada porque algunos de sus clientes hacían cosas que no le parecían correctas. Eso impactaba negativamente en su equipo y ella no tenía muy claro cómo manejar la situación… Unos días después esta misma persona nuevamente estaba inquieta porque nadie estaba organizando la actividad de fin de año y la fecha se le venía encima…

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Estos casos le sucedieron puntualmente a una persona, pero podría pasarle a cualquiera en esta época del año. Pues todos quieren las cosas para ayer, la impaciencia está a flor de piel y casi nadie tiene disposición para encarar las actividades de fin de año.

Ver cómo mi amiga estaba pasándola mal me hizo acordar a la antigua Josefina, que se preocupaba por todo lo que tenía que hacer y también por todo lo que tenían que hacer los demás. Antiguamente nada de lo que hacía era suficiente porque no podía hacer que los otros hicieran lo que debían hacer… o lo que YO creía que debían hacer.

En mi proceso de desarrollo personal me encontré con los 2 círculos que manejan la vida de las personas: El círculo de influencia y el círculo de preocupación.

Esta teoría claramente no era nueva, el nombre lo aprendí en el coaching ontológico, pero Stephen Covey ya lo mencionaba en sus Siete hábitos de la gente altamente efectiva y muchas otras corrientes también dado que es una base importante para el cambio. Yo puedo cambiar y transformar lo que soy e influir en mí misma. Mas no puedo cambiar a los demás, pero SÍ puedo cambiar la forma en que interactúo o me siento a partir de los demás.

El círculo de influencia es dónde podemos incidir, hacer algo para modificar la situación que nos molesta, dónde realmente podemos cambiar. Es decir, el círculo de influencia depende única y exclusivamente de nosotros.

Todo el resto es círculo de preocupación y tiene ese nombre porque son las cosas que nos molestan, afectan. Son temas tan banales como "falta papel higiénico en el baño", hasta cosas trascendentales como "mi hijo se aplazó en el colegio".

Uno puede estar en un círculo o en el otro, pero nunca en ambos a la vez. Las cosas que suceden en el círculo de preocupación nos afectan, y mucho, pero no las podemos cambiar. Lo que Sí podemos hacer es analizar cómo podemos pasar de esta situación al círculo de influencia.

Veamos el caso de mi amiga. Siendo una empresa grande su rol dentro de la misma no es organizar la fiesta, pero puede hacer muchas cosas donde sí tiene un poder de influencia: puede hablar con su equipo más cercano para conocer cuáles son las expectativas para fin de año, convocar a un comité e invitar a que varios organicen la actividad. Puede hacer una infinidad de cosas que están en su poder y dejar de preocuparse por lo que no están haciendo los demás.

La Auto-observación fue el arma que utilicé contra la batalla de la preocupación. Constantemente cuando me sentía frustrada ante una situación, me detenía unos segundos a auto-observarme para ver en qué círculo estaba actuando, si me daba cuenta que la situación no dependía de mí empezaba el camino de cómo podía mejorarlo.

La tarea de vivir en el círculo de influencia es una de las más difíciles de la vida, porque en el momento en que abrimos los ojos existen situaciones que nos molestan. El ejemplo perfecto es el tráfico: no podemos hacer nada para que en Asunción mejore, no somos intendentes, no tenemos el capital para solucionarlo, pero SÍ podemos salir más temprano, ponernos buena música en el auto, tener reuniones vía Skype, teléfono o teleconferencias. En fin, podemos encontrarle la vuelta para vivir con una situación que no nos gusta sin que nos afecte.

Hay 3 palabras que pueden cambiar tu vida para siempre y te las regalo para aplicarlas desde hoy: "EMPIEZO POR MÍ"

¡Felices Fiestas!

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