Por: Micaela Cattáneo
Fotos: Aníbal Gauto
Producción: Juan Ángel Monzón
El auto suele ser uno de los mejores lugares para escuchar y sentir la música de mil maneras. Pero el oído de un fan no siempre es igual al de un productor musical. En ese sentido, Mark Ruffalo es un experto, al menos lo fue cuando interpretó a uno muy particular en la película Begin Again (Volver a empezar) o anteriormente llamada ¿Can a song save your life? (¿Puede una canción salvar tu vida?).
El papel que le tocó en este filme fue un reflejo de lo que solemos conocer acerca de los que manejan la carrera de un artista. Era un estilo de manager/productor que metía y sacaba discos de su casetera hasta que alguna canción lo convenciera, bebía en bares escuchando a cantantes emergentes de alguna escena alternativa, armaba discos con músicos que empezaban a hacerse camino y buscaba alternativas para difundirlos cuando las grandes compañías musicales le cerraban las puertas.
Y es que detrás de una exitosa carrera artística, siempre hay un productor que está trabajando arduamente por ella. Pero casi nunca los vemos o sabemos de ellos, están escondidos, atentos a que el show no falle, preocupados de que el público esté conforme con el espectáculo por el que pagó y que el músico esté a gusto antes, durante y después de su presentación.
Tras bambalinas se ocultan experiencias, anécdotas e historias de hombres y mujeres que hacen posible la música, sin necesidad de tocarla. De la industria nacional elegimos tres nombres que suenan alto detrás de los escenarios: Lucas Toriño, Xenia Kent y Fran Silva.
Un planeador constante
Todavía la piel se le eriza cuando recuerda aquel efusivo abrazo que Steven Tyler, vocalista de Aerosmith, le dio como agradecimiento al cuidado que tuvieron con él durante su estadía en Paraguay, ocupándose al cien por ciento de su salud cuando este se había roto un diente en el baño de su habitación de hotel. Lucas Toriño (38) es uruguayo, aunque el acento y parte del corazón lo tenga en Paraguay, lugar donde descubrió su pasión: la producción.
Luces, consolas, pantallas gigantes y distribución de accesos. La primera vez que asumió el montaje de un concierto fue cuando la banda argentina Bersuit Vergarabat pisó suelo guaraní en los inicios del 2000, posicionando a Flou -el grupo de rock nacional al que empezaba a representar- como teloneros de aquel show. "Me interesa mucho la industria de la música paraguaya. Una banda de rock da trabajo a una empresa de sonido, de iluminación, de escenario y de seguridad", reflexiona.
Lucas estuvo cuatro años al lado de Flou: promocionó sus discos en su tierra natal, los llevó a grabar al Circo Beat de Buenos Aires y buscó escenarios locales e internacionales donde los integrantes de la banda pudieran demostrar su talento. "Fue un desafío porque Asunción no cuenta con un circuito grande de lugares para hacer shows", sentencia, enfatizando los aspectos que como productor toma en cuenta antes de elegir un espacio físico: "El rock nacional estira mucho público de gran Asunción; entonces, tenés que ver la forma de que este sea accesible y que no sea a altas horas de la noche, considerando el público joven que debe volver a casa en bus".
"El adolescente escucha mucho más rock nacional que cuando yo escuchaba rock en los 90, no se veía gente con la remera de la banda nacional, por ejemplo", agrega sobre su desarrollo.
Semanas antes de la entrevista, nos contaba que estaba de camino a Medellín (Colombia) para participar de Circulart, uno de los mercados más importantes de la industria musical latinoamericana. Lucas asegura que las posibilidades del mercado paraguayo son amplias, pero que la primera respuesta que escucha cuando lo nombra en el extranjero es: "No conozco absolutamente nada".
"Estoy absorbiendo un poco la historia y las experiencias de mercados latinoamericanos para aplicarlos acá. Otro de los desafíos es que el gobierno apueste más por el desarrollo cultural de todos los sectores porque la identidad de un país se transmite a través de ella", comenta acerca del trabajo que falta por hacer con la música.
Aunque su trabajo no siempre está ligado del otro lado de las tablas. "Soy percusionista en Villagrán Bolaños, fue caradurez pero tengo facilidad musical, ya que desde los ocho años toco la guitarra. De niño en mi casa siempre golpeábamos la mesa y cantábamos", precisó sobre otra de sus facetas.
Desde el 2009 lleva adelante, junto a su socio Luis Bogado, su propia productora: Planeador Producción y Comunicación. "El fin era poder crear contenidos, buscando nichos y no tanto públicos masivos", explica, mientras cita los eventos que llevan su nombre como sello de autor. "Y es agua, Puerto abierto, Tattoo Down Babylon, entre otros". Y finaliza con la que para él es la clave del crecimiento de la industria musical: "Individualmente estamos haciendo lo mismo, hay que unificar el trabajo".
Liderazgo femenino
Es la primera vez que Xenia Kent (36) lleva el título de manager de una banda y es que el riesgo lo tomó tras sumar 76 conciertos como productora. Ella, actualmente, emprende el proyecto musical de los Purahéi Soul. "Conocí a Migue -vocalista del grupo- en una peña de paraguayos en Miami. Yo estaba estudiando Bellas Artes en Estados Unidos y él buscaba abrirse paso en aquella ciudad", empieza.
"Tras volver a Paraguay perdimos contacto pero lo volví a ver en un afiche que anunciaba su primera presentación junto a Jennifer Hicks en un bar del centro. Terminado el concierto, me acerqué a ellos y les pregunté si tenían quiénes lo representen. Como respondieron que no, los convoqué a una reunión el día siguiente", recuerda acerca de cómo se metió en ese mundo.
Aunque asegura que las cifras de los shows en los que dio su aporte hablan por sí solas, siendo estas antecedentes que le ayudaron a encaminar al grupo. "De tocar en el centro salimos a posicionarnos en un mercado difícil de entrar, teloneamos conciertos e hicimos presentaciones en eventos sociales y corporativos", enfatizó.
Hoy, en medio de los técnicos, sonidistas, iluminadores y personal en general, se divierte; sin embargo, en sus inicios la cosa no fue fácil. "Fue complicado sobre todo siendo mujer, hay muy pocas productoras mujeres, a los hombres les resulta agresivo que una mujer le de órdenes", comenta y trae a memoria la forma en la que zafaba en un principio de esta situación: "Cuando recién empecé, había proveedores a los que les pedía algo y no lo hacían hasta que mandaba a mi intermediario varón, pero con el tiempo pude ganar ese liderazgo basado en el respeto".
El concierto que encabeza la lista de sus preferidos es el de Shakira, por ser uno de los de mayor envergadura y por la emoción que representaba una artista como ella. "A la hora de producir un concierto hay mucho estrés y presión, por eso el que se dedica a esto debe tener inteligencia emocional. No hay un "no" como respuesta, somos solucionadores de problemas", indica.
La adrenalina que le brinda el detrás de escena la seduce, a tal punto de ya no disfrutar de un show cuando está en su rol de espectadora. "Lo intenté, pero no puedo", cuenta entre risas, mientras revela cuál es su caja de pandora a la hora de encontrar un contacto: "Mi correo electrónico".
Backstage del rock
Hay etapas de la adolescencia que como seguidores de ciertos artistas preferimos evitarlas. En el caso de Fran Silva, no fue así, a él le tocó una experiencia especial que marcó un antes y un después en su vida profesional. "Un amigo de colegio me regaló un disco de 3GB de música nacional, había material que no se conocía y por esta razón empecé a difundirlo creando Rockpy.com", rememora el productor, mientras ultima detalles para un concierto próximo.
Arrancó en el 2002 como manager de Área 69 hasta que la banda decidió separarse, pero la influencia para dedicarse a la producción la recibió de quien para él fue su mentor y con el que hoy comparte esta entrevista. "Con la primera persona que contacté fue con Lucas, me mostró la agenda y cómo se movía la escena local en ese momento", resalta.
Coincide con la reacción de Xenia cuando de formar parte del público se trata. "Para mí es un bajón ir como espectador porque veo todos los detalles, mi lugar está detrás, del otro lado", expresa y recuerda su emoción cuando en el Rock and Roll All Stars estaba sentado a un costado del escenario y Gene Simmons se sienta a conversar con él como si fuera un amigo de toda la vida.
Fran siempre tuvo un interés particular en difundir el rock nacional, pero pese a sus objetivos, se animó a trabajar en proyectos musicales que encerraban otros géneros. "Fui manager de Iván Zavala durante todo el proceso del disco anterior (Imposible). Fue diferente ponerse a hacer cosas de pop; trabajar con gente más joven y manejar la comunicación y el público", afirma.
Está de acuerdo con Lucas cuando este asegura las posibilidades que tiene la música paraguaya en el extranjero y nombra a los Kchiporros como un ejemplo de ello. "Faltan más bandas que se animen a hacer temas propios y a salir afuera", reflexiona sobre el panorama nacional.
Tanto Lucas como Xenia y Fran concuerdan en que para poder estar detrás del escenario no son necesarias las licenciaturas, ya que todo se aprende sobre la marcha, donde cada paso anticipa la frase que, en entrevista con cada uno de ellos, se reitera: "Los productores somos como bomberos, cada tanto apagamos incendios".