En los últimos años, los autos experimentaron de forma acelerada los cambios más drásticos de su centenaria trayectoria con la irrupción de los diversos adelantos propios del sector tecnológico. Actores nuevos como Tesla Motors les sumaron protagonismo a los modelos eléctricos y lograron torcer el brazo de gigantes históricos de la industria automotriz como Ford, GM, Toyota y Nissan, entre muchos otros. De esta forma, los vehículos con baterías de litio comenzaron de forma paulatina a ganar por sobre las propuestas basadas en tanques de combustible fósil.

Aunque todavía tienen un largo camino por recorrer, los autos eléctricos dejaron de ser una rareza de algunos mercados. Además, no solo se trata de evitar las emisiones de gases contaminantes o de conseguir una mayor autonomía de uso en las baterías. La nueva generación de vehículos que serán parte del transporte del futuro también quiere ser autónomo e inteligente.

Las Vegas, Nevada, es un estado pionero en conceder licencias de conducción a los vehículos autónomos. Días atrás, este luminoso enclave en medio del desierto fue el escenario elegido por IBM para su evento World of Watson, una cita dedicada a su sistema de inteligencia cognitiva que tiene la capacidad de analizar y procesar grandes volúmenes de información no estructurada en segmentos tan diversos como el financiero, la salud y el comercio.

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Una poco conocida firma automotriz llamada Local Motors presentó Olli, una combi eléctrica y autónoma que quiere posicionarse como la alternativa ideal para el transporte público. A pesar de no tener un chofer, Olli se comporta como tal. Incluso puede establecer una conversación en lenguaje natural con sus pasajeros gracias a la integración de los servicios de Watson.

Con esta integración, Olli es capaz de responder consultas sobre su entorno, fijar el destino de un trayecto o dirigirse a un nuevo punto de arribo ante consultas de voz, que Watson satisface tras analizar y aprender toda la información que procesan los 30 sensores del vehículo. Esta combi eléctrica no alcanza grandes velocidades. Tiene un límite de 24 kilómetros por hora, un tope similar al que tienen los prototipos de coches autónomos de Google.

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