Aldo Riquelme, enviado especial.

Cinco familias de Caacupé se dedican desde hace 27 años a fabricar y vender imágenes de la Virgen. En los alrededores de la basílica, doña Josefina Belotto, de 65 años, trabaja junto con toda su familia en Artesanías Santísima Trinidad. La empresa familiar fue creada para dedicarse al negocio de fabricación y venta de imágenes de la patrona espiritual del Paraguay.

Hoy ya con los nietos inclusive, incursiona en la elaboración de imágenes de la virgen hechas de material reciclado, principalmente botellas de plástico. Estos trabajos tienen un costo que oscila entre G. 10.000 y G. 25.000.

Rossana Centurión y Carmen Belotto, nietas de doña Josefina, contaron a La Nación que son la tercera generación en dedicarse a este oficio. El trabajo les da buenas ganancias durante todo el año, pero sobre todo cada inicio de diciembre, con las festividades de la Virgen de Caacupé.

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Virgen reciclada

Sobre la fabricación de imágenes con material reciclado, señalan que son a base de botellas de plástico principalmente. También utilizan latas de cerveza, piedritas y todo material que sirva para crear las imágenes. "Todo el año juntamos los materiales para hacer las imágenes. Las fabricamos en un promedio de tiempo que va de 15 minutos a media hora, dependiendo del tamaño. Las hacemos pequeñas pero también grandes", indicó.

Carmen señala que además de las imágenes en material reciclado, las hacen de yeso y tienen muy buena salida. Agregó que las ventas son buenas, pero que en años anteriores eran mejores. Sobre todo esto se da con las imágenes de yeso, que son las más costosas.

Rossana dijo por su parte que el secreto para mantenerse por tantos años en este negocios, es el cariño que le ponen a cada creación. "Mi abuela nos enseñó eso, que debemos hacer siempre con amor, con cariño, porque son imágenes que tendrán mucho significado para quienes las compran. Muchos las llevan para su altar, para ponerlo en la tumba de un ser querido. Eso tiene mucho significado", afirmó.

Altos cánones

Las artesanas dijeron que mantener el negocio cuesta cada vez más. Esto debido a los altos cánones que deben pagar para tener sus puestos de venta en la zona cercana al santuario. "De hecho, nuestro puesto principal está más en el centro, cerca de la basílica. Ahora nos alejamos más porque muchos se instalan acá con sus puestos en esta época. Cuando más cerca estamos de la basílica, más caro es el cánon", explicó.

Finalmente, ambas relataron que se dedican también a otras cosas, pero que cada diciembre se juntan en Caacupé para dedicarse a la venta junto con su abuela. Mencionaron también que a veces el lote que se prepara se agota en los días de la festividad central. Si sobran mecaderías, se las vende en la octava o durante todo el año.

Etiquetas: #Caacupé 2016

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