La tradicional peregrinación a Caacupé no solo beneficia en la fe a los católicos, sino también lleva esperanza a los cientos de comercios y vendedores informales que se instalan en la zona de la basílica y en el paso de los promeseros.
Pese al importante número de peregrinos, los vendedores lamentaban hasta ayer la escasa venta. Además, se suma el mal tiempo que el martes que trajo consigo una intensa lluvia, lo que dispersó a los promeseros y los obligó a regresar a sus casas, sin hacer un recorrido por la cuidad.
Los vendedores de chipas (asador y tradicional) dicen que esperan una mejor comercialización de sus productos hoy, donde se aguarda un importante número de peregrinos. Lo mismo los puestos informales de todo tiempo.
"La lluvia nos perjudicó mucho. No hace tanto calor entonces la gente no es que compra demasiado", dijo Fabiola Amarilla, quien tiene su puesto en la esquina de la plaza Teniente Fariña, a pasos de la Basílica.
Entre tanto, Zunilda Ocampos, quien cada domingo ofrece la tradicional chipa asador, se preparó con 100 kilos de masa, a fin de cocinar el producto. "Cocinamos en grupos de 15 a 20, en los asadores, dejamos cerca del fuego, porque esto se sirve caliente", dijo al indicar que cada chipa tarda entre 5 a 10 minutos para su cocción.
Así como estos productos de ventas mayormente informales, están los comercios y santerías de la zona, que ofrecen artículos religiosos como imágenes de la Virgen, rosario, postales, velas y otros. El artículo con mayor venta, de acuerdo con lo explicado por los comerciantes, son el rosario, las velas y las imágenes.
Las ciudades vecinas a Caacupé también entran en el circuito de las ventas, atendiendo a la gran cantidad de peregrinos que tomas distintas rutas para llegar a la Basílica. Otro sector beneficiado es el del transporte, tanto de aquellas líneas que salen desde la Terminal de Asunción u otras localidades del país.