Carolina Vanni
Enviada especial
El arzobispo metropolitano, monseñor Edmundo Valenzuela, oficio la misa de la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción de María en la Basílica Santuario de Caacupé. Criticó el machismo, la violencia, el régimen penitenciario, las adicciones, la falta de acompañamiento a los jóvenes enfermos de VIH, así como a los que llevan a una vida "fácil y engañosa".
También se refirió a otros males en los que caen los jóvenes, "como el aborto y las adicciones" y denuncio la venta de drogas en los colegios y escuelas. "Denunciamos que la comercialización de la droga se ha hecho algo cotidiano en muchos de nuestros colegios y escuelas, debido a los enormes intereses económicos en torno a ella", indicó.
Aprovechando el guión homilético "Los jóvenes llamados a descubrir su vocación", el arzobispo de Asunción dijo que los sectores más pobres son los más golpeados por la violencia, producto de las injusticias. Agregó que esto lleva a la criminalidad y, en consecuencia, muchos jóvenes deben cumplir penas en recintos penitenciarios inhumanos, "caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento" y la falta de programas de rehabilitación. "Hoy por hoy, nuestras cárceles son escuelas para aprender a delinquir", manifestó en la misa principal.
"Jóvenes que se dedican al vandalismo: barras bravas, pandillas de violentos, motochorros, asaltantes de transeúntes, carteristas o descuidistas, rateros, robacoches, tortoleros, pirañitas, los de pintatas o grafitis, los peajeros. Todos ellos apoyados ocultamente por inescrupulosos adultos reducidores que compran objetos robados", manifestó.
También se refirió a la pesada herencia familiar, que contrasta con la práctica de Jesús para dignificar a la mujer. "La relación entre la mujer y el varón es de reciprocidad y colaboración mutua", dijo al tiempo de indicar que innumerables mujeres jóvenes no son valoradas y "quedan solas y abandonadas, distorsionadas por corrientes ideológicas, marcadas por la impronta cultural".