Caacupé. Joel Barrios, enviado especial.

Un devoto de la Virgen de Caacupé va todos los años hasta la capital de la villa serrana para repartir agua a los peregrinos. Lo hace acompañado de su familia y como parte del ritual para "cumplir su promesa" por una gracia concedida por la patrona del Paraguay.

El "promesero" dijo llamarse Agustín Talavera, oriundo de Asunción, y explicó que encomendó la salud de su hija a la Virgen de Caacupé.

Él está convencido de que su hija, tras sufrir un paro cardíaco, recuperó la vida gracias a la intercesión de la "Virgencita Azul".

Desde entonces, todos los años, llevan a cabo el ritual de dar agua a los peregrinos que van a Caacupé en la víspera de cada 8 de diciembre.

"La fiesta de la Virgen es una fiesta de todos. En este peregrinar todos vamos camino al Padre y, a veces, necesitamos un descanso. Y este es un pequeño descanso camino a la casa de la Virgen", expresó Talavera.

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