El obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, Lucio Alfert, ofició la misa este domingo en la Basílica de la Virgen de Caacupé y solicitó a los presentes "convivir fraternalmente en una sociedad pluriétnica y pluricultural".

Dirigió su palabras -especialmente- a los más de 2.500 indígenas de distintas etnias, que participaron hoy del evento religioso.

Resalta que varios de los mensajes fueron dados en la lengua nativa Nivaclé.

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"Entre nosotros, los indígenas son los que más sufren la indiferencia, la incomprensión, son echados de sus tierras, no se respetan sus derechos", lamentó Monseñor Alfert.

"Yo veo como no dejen entrar a los indigenas en muchas oficinas públicas", cuestionó.

Además, el obispo reiteró a los presentes palabras del Sumo Pontifice, "¿Al pobre le diste solo un pedazo de pan para tranquilizar tu conciencia o le miraste a los ojos y le diste también la mano?".

Por otra parte, criticó el mal trato que se brinda a los indigenas, en distintas dependencias estatales y lamentó que varios derechos de los nativos son pasados por alto.

"Hasta hoy no se permite que los indigenas tengan el nombre de su etnia en su cédula. Ellos deben tener ese derecho", acotó.

Seguidamente, instó a los feligreses en contar con un mayor conocimiento de las diferentes culturas del país.

Igualmente, el religioso se refirió a personas de la sociedad, que no representan a los paraguayos. Cito a los barrabravas, motochorros y borrachos. "No son la verdadera juventud de Paraguay. Hay otros jóvenes que quieren construir la sociedad", sentenció.

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