Brasilia, Brasil | AFP .
Brasil se hunde en una guerra de poderes agudizada por la confesión masiva de ejecutivos de la constructora Odebrecht, que amenaza con implicar a importantes aliados del presidente conservador Michel Temer presuntamente vinculados al escándalo de corrupción de Petrobras. La crisis se venía acelerando con el avance de la investigación Lava Jato sobre el escándalo en la petrolera estatal y llegó a su paroxismo con el inicio de la "delación del fin del mundo" por parte de 77 ejecutivos de Odebrecht.
Las confesiones deberían revelar detalles de la gigantesca red de sobornos pagados a políticos para obtener licitaciones en Petrobras y, según medios locales, sumará más de 100 nuevos nombres de legisladores al medio centenar que ya están bajo sospecha. El Congreso trató varias veces de poner trabas al avance de las investigaciones, pero sus tentativas se vieron frustradas por la presión política y social. El Senado intentó el miércoles una última jugada, votando de madrugada un anexo a un proyecto de ley contra la corrupción que acababa de aprobar la Cámara de Diputados, que permite acusar a jueces y procuradores de abuso de autoridad.
La iniciativa provocó un levantamiento de lanzas en el Poder Judicial contra la que denominaron una "ley de intimidación". Los fiscales de la Operación Lava Jato (lavadero de autos) amenazaron el miércoles con renunciar si Temer promulga la ley, después de su eventual aprobación por la Cámara Alta.
Cientos de magistrados y fiscales organizaron una protesta en Brasilia frente al Supremo Tribunal Federal (STF), que discutía la admisión de una denuncia de corrupción contra el poderoso presidente del Senado, Renan Calheiros, un aliado del mismo partido de Temer.