Andrew Ross Sorkin
© The New York Times 2016
Estimado presidente electo Trump:
Los posibles conflictos de interés entre su enorme imperio comercial y su futuro cargo han sido bien documentados. Es sustancial la posibilidad de que los intereses empresariales de países extranjeros intenten sobornarlo como presidente, de formas tanto pequeñas como grandes.
Consideremos este pequeño ejemplo: el pasado fin de semana, el director de una de las empresas más grandes del país _ que fuera simpatizante de Hillary Clinton _ me dijo que pensaba hacer que su personal se alojara en el nuevo Trump International Hotel de la avenida Pensilvania, como una "medida fácil" de congraciarse con el nuevo gobierno.
Por lo que he visto, hasta ahora usted se ha mostrado impertérrito ante los titulares sobre la cleptocracia. "Antes de la elección, era bien sabido que yo tenía intereses en propiedades en todo el mundo", comentó en Twitter. "Solo los medios corruptos hacen un gran escándalo al respecto".
Usted ha dicho que no tiene planes de vender sus empresas ni ponerlas en un fondo ciego, que de todos modos no sería efectivo, ya que es imposible tener a ciegas activos de bienes raíces que llevan su nombre. Mientras tanto, ha habido informes de que usted le rentaría varios pisos de la Torre Trump al Servicio Secreto por millones de dólares que usted se embolsaría.
No hay otra forma de decirlo: esta situación es insostenible.
Usted entiende el problema. "En teoría, no tengo que hacer nada" para distanciarse de sus negocios, les dijo a los periodistas de The New York Times la semana pasada, "pero me gustaría hacer algo; me gustaría tratar de formalizar algo".
Así pues, con el ánimo de ofrecer una solución constructiva y no pura demagogia, déjeme presentarle una idea: acepte contratar voluntariamente lo que se llama "monitor corporativo", un supervisor independiente con acceso irrestricto a sus empresas que emitirá reportes periódicos al público sobre cualquier caso de conflicto.
Muchas compañías bien conocidas han hecho esto bajo coerción regulatoria y legal, pero usted podría hacerlo voluntariamente y pagarlo de su propio bolsillo, ofreciendo un motivo de confianza a quienes temen que usted se dedique a hacer negocios consigo mismo.
Incluso tengo una sugerencia de alguien que podría asumir ese papel; alguien que me dijo por teléfono el lunes que estaría feliz de hacerlo. Volveré a esto más adelante.
Aquí hay un claro beneficio para usted, Sr. Trump. Usted podrá realizar mucho más. Si los ciudadanos y los congresistas tienen la impresión de que sus propuestas legislativas están destinadas a enriquecerlo a usted, a su familia o a sus socios _ aun cuando no sea ese el caso _, usted corre el riesgo de socavar cualquier avance que espere lograr.
Permítame abundar en esta idea. Primero, sería preferible que usted vendiera su imperio, cosa que, por cierto, podría hacer sin tener que pagar impuestos sobre las ganancias. Las reglas diseñadas para atraer a los adinerados hacia el servicio público, que permiten que los empleados de la rama ejecutiva se desprendan de sus activos de manera definida para evitar conflictos de interés, serían una buena opción para usted. Henry Paulson aprovechó esta opción en 2006 cuando dejó Goldman Sachs para asumir la secretaría de la Tesorería.
La siguiente mejor opción sería la toma de distancia, por la que propugnó un reciente artículo de The Economist. Trump, señaló la revista, "debe acordonar sus intereses privados y ponerlos bajo supervisión independiente. Es el único remedio práctico y basado en principios".
Pero haga lo que haga, el elemento clave sería el monitor corporativo, alguien con una reputación impecable.
El nombre de alguien que podría ser esa persona es Kenneth R. Feinberg. Como usted recordará, él es el abogado que supervisó el fondo de compensación de víctimas del 11 de septiembre; trabajó como maestro especial en la compensación especial TARP y se desempeñó como administrador nombrado por el gobierno del fondo de compensación de las víctimas del desastre de la plataforma Deepwater Horizon de BP. También supervisó a General Motors y a Volkswagen cuando tuvieron que retirar vehículos del mercado.
La reputación de Feinberg se considera más allá de todo reproche. Es conocido por ser franco y honesto y por no poder ser comprado.
Hay que admitir que esta no es la solución perfecta, pero suponiendo que la persona seleccionada para el papel de monitor corporativo es de confiar, eso haría mucho en favor de asegurarle a la opinión pública que sus intereses comerciales y los políticos no se van a traslapar y que no se van a comprometer los intereses del país.
Sí, sus críticos van a criticar al monitor corporativo diciendo que es solo una pantalla. Y el hecho de que esta sería una aplicación novedosa del papel de monitor corporativo _ esas personas generalmente son nombradas como parte de un arreglo en un caso legal, como medida tomada por una empresa para aligerar el castigo _ podría darle tiempo para pensar.
Pero nombrarlo también indicaría que usted toma en serio el problema del conflicto de interés, no solo ante el pueblo estadounidense sino ante el resto del mundo, que desde siempre ha visto en Estados Unidos un modelo de democracia. Si su gobierno siquiera plantea el espectro de corrupción en la Casa Blanca, eso socavaría al país entero así como a la economía.
Empresas como Apple, BP, Deutsche Bank, JPMorgan Chase, Siemens y Zimmer han estado sujetas a monitores corporativos. Por lo general, dicha persona se instala a solicitud del gobierno cuando una empresa ha estado involucrada en la violación de leyes antimonopólicas o leyes sobre prácticas de corrupción en el extranjero. Por ejemplo, el administrador de fondos de cobertura Steven A. Cohen fue obligado a contratar a un monitor corporativo para que supervisara Point72, su oficina familiar, como parte de un acuerdo para dirimir una demanda por transacciones con información privilegiada.
El monitor corporativo generalmente presenta reportes al departamento de Justicia o a la Comisión de Valores y Bolsa para asegurar que la compañía que esté supervisando esté cumpliendo con la ley.
Un colaborador de The New York Times, Steven Davidoff Solomon, ha criticado la idea de los monitores corporativos en el contexto de las empresas llamándola un "acto para emplear ex procuradores federales que puede tener muy pocos efectos en la forma en que llevan a cabo sus negocios las empresas que se ven obligadas a contratarlos".
Eso es verdad cuando las compañías contratan a sus amigos u otros compinches. Por eso es importante contratar a alguien realmente independiente.
"La mera presencia de un monitor corporativo puede ayudar a cambiar la cultura de una compañía y su enfoque de los controles internos y sus programas de ética y cumplimiento", señalan en una nota a los clientes Ryan C. Pisarik y Jason T. Wright, del servicio de asesoría corporativa Stout Risius Ross.
Cuando le llamé a Feinberg para exponerle mi idea, él hizo una pausa para considerarla. Analizó lo positivo y lo negativo.
Pronto pareció gustarle la idea. "Lo perfecto es enemigo de lo bueno", me dijo. Y agregó: "Va a haber reacciones en contra" de los críticos que dirán que el monitor está "en contubernio con el tipo que le paga".
Como fuera, señaló que la idea le había recordado una cita famosa del juez de la Suprema Corte Louis D. Brandeis: "Se dice que la luz del sol es el mejor desinfectante".
Suponiendo que el monitor no tenga autoridad operacional y no reciba bonos derivados de su desempeño, aclaró Feinberg, "por lo menos sabríamos por una fuente inimpugnable cómo son las cosas".
Entonces, ¿aceptaría Feinberg el cargo? "Sí tomaría el puesto", respondió riendo y con un genuino sentido de sinceridad.
Con el mismo ánimo, Sr. Trump, quiero que sepa que, si acepta la idea, con mucho gusto renunciaré a mi comisión por haberle encontrado al candidato.