La Pequeña Comunidad de Adoradores, una organización de laicos, busca cultivar la devoción mariana, para que las familias paraguayas se consagren al Inmaculado Corazón de María, según el coordinador de laicos, Guillermo Monroy. La comunidad desarrolla una fuerte tarea con ese objetivo en lo que ya empezó a ser la peregrinación hasta Caacupé.
"Queremos que la gente vuelva a Dios, por intercesión de la Virgen, para que siempre haya una protección especial a las personas, a las familias, a los hogares y al país", expresó.
La idea que los cristianos tengan una vida cercana a la santa es para que estén bajo la protección de la Virgen María. Esto llevará a la conversión, la recuperación de la oración, el rezo del santo rosario y la reconciliación del hombre y los pueblos.
"No paran las manifestaciones de la Virgen, considerada madre de todos los cristianos. La Virgen se toma la tarea de llamar a sus hijos a la conversión en el mundo, para frenar las ofensas hacia Dios", dijo Monroy al hablar de la primera aparición de la Virgen, ocurrida en Fátima, Portugal, en 1917.
A fin de motivar la devoción al Inmaculado Corazón de María, durante el novenario a la Virgen de Caacupé repartirán 1.000.000 estampas con la oración pronunciada por el papa Francisco durante el acto de renovación de la consagración.
El papa Juan Pablo II consagró al mundo a la mencionada advocación, un año después que sufrió un atentado en plena plaza de San Pedro, día de la Virgen de Fátima. A partir de esta consagración, el Pontífice inició sus viajes por todo el mundo y comenzó a ungir a cada país que visitaba, entregando al Inmaculado Corazón de María.
Es así que en el año 1988, el papa Juan Pablo II consagró al Paraguay a la mencionada advocación y el año pasado el 14 de julio, con la visita del papa Francisco, éste renovó en Caacupé el ofrecimiento al Inmaculado Corazón de María.