- Por Cristóbal Nicolás Ledesma Salas
En el balance final debemos concluir, infelizmente, que fue un mal año futbolístico en el consenso internacional, donde la mejor producción alcanzó la semifinal de un torneo continental y con signos que dejan preocupación al saber que se podía más, pero no alcanzamos a plasmar en los resultados lo insinuado en base al máximo esfuerzo.
En el primer semestre, Guaraní no pasó la etapa previa al ingreso principal de la Copa Libertadores de América, Olimpia se eliminó en la primera fase y Cerro Porteño quedó fuera en los octavos de final, ante Boca Juniors.
En el segundo, tuvimos cuatro representantes. Tres de ellos (Luqueño, Libertad y Sol) alcanzaron la primera etapa y los octavos de final, mientras que Cerro Porteño rozó la gran historia al quedar fuera en semifinales y sin haber perdido ante el hoy finalista.
La selección paraguaya estuvo cerca de ganarle a Ecuador y Brasil con cuyos rendimientos creímos estar ante una inminente clasificación para el Mundial de Rusia y más tras vencer al campeón y al subcampeón de América (Chile y Argentina), pero fracasamos contra Colombia, Perú y Bolivia, resultados que nos dejaron muy maltrechos de cara al próximo certamen ecuménico.
En todos los casos estuvimos cerca: de ganar, de empatar o de clasificar. Eso sí, haciendo siempre el mayor esfuerzo, sudando la última gota, sin que el rendimiento futbolístico esté por encima de lo guerreado, de lo sufrido, de lo hazañoso. Nos "conformamos" con que seamos derrotados o eliminados por los que posteriormente ganan los títulos. Y esto, desde que yo recuerdo, comenzó en 1969 cuando le hicimos dos grandes partidos a la poderosa selección brasileña; claro que perdimos acá y en el Maracaná, pero luego dijimos: Nos eliminamos ante el campeón del Mundo, que brilló en México 70.
En capítulos anteriores ya hablamos insistentemente de la enorme responsabilidad de las formativas, donde seguimos festejando títulos, armando espectaculares estrategias para ganar un partido sin que la competitividad sea lo prioritario para nuestros chicos. Y cuando ganamos ese "un" partido, siempre lleva el rótulo de "Hazaña, Heroico, Histórico, Luchado, Peleado", como ocurrió contra Chile y Argentina, que fueron muy superiores a nosotros en lo estrictamente futbolístico.
Libertad y Sol de América son los primeros clasificados para las copas del 2017 y, consecuentemente, los de mayor responsabilidad –hoy– por preparar sus planteles para buscar la competitividad que nos lleve a no quedar tan fácilmente por el camino. En dos meses ya estará jugando la Libertadores el elenco liberteño y este nivel de hoy no le alcanza.
Las revisiones deben ser urgentes y profundas. Hoy técnicos como Félix Darío León tienen una responsabilidad mayúscula, para que los chicos de Cerro Porteño puedan crecer sabiendo aprovechar el mayor porcentaje de posibilidades creadas frente a la portería rival. Seguimos con la necesidad de contar con 7 u 8 ocasiones para anotar un gol.
Olimpia viene acaparando los títulos en las divisiones juveniles. Hay un goleador al que podamos ver en la Primera? Los delanteros del plantel principal franjeado orillan hoy los 40 años –aplaudible desde todo punto de vista– pero se aguarda el recambio.
Apuntemos a las bases para soñar con un futuro mejor. De ello dependerán nuestras selecciones. Los rivales que nos ganaron, a nivel de clubes o de selecciones, no fueron los equipos imbatibles de otras épocas, sí tuvieron mayor competitividad que los nuestros y ahí está la clave.