El ser humano necesita estar conectado con el otro no solo para evitar estar aislado, sino como forma de alimentar el alma. A pesar de las diferencias, las costumbres, la religión, las corrientes políticas y de pensamiento, el/la paraguayo/a siempre ha comprendido que ayudar a los demás debe ser parte del día a día, de la vida misma, especialmente en un país en el que la desigualdad heredada se siente en diferentes rincones no solamente en los sectores ligados a la pobreza.
Es por ello que no es de sorprender que se desarrollen actividades solidarias de diversos tipos, en diferentes tipos, como las concretadas el fin de semana en Asunción. Estamos hablando específicamente de dos acciones bien concretas. Una se refiere a la campaña impulsada por jóvenes que se visten de payasos y llevan un poco de alegría a personas desvalidas, como las que están enfermas e internadas; la otra es la recolección de alimentos para reunir víveres para comunidades carenciadas.
Sobre la primera mención, se debe indicar que con juegos, bailes, canto y un colorido despliegue de artistas, los pacientes del Hospital de Clínicas disfrutaron de una inolvidable jornada dominical haciendo terapia a través de la risa. Unos 25 chicos del grupo Payasonrisas, o payasos de hospitales, llevaron todo su talento al lugar para compartir con ellos e intentar que de alguna manera la situación por las que atraviesan se vuelva menos dolorosa. Esta acción, en lo que definen como risaterapia, la realizan desde hace varios años y los resultados son alentadores.
El Paraguay que todos queremos, el que se sueña, debe ser construido con acciones pensando en los demás, aquellos que siempre ratifican la solidaridad del pueblo paraguayo.
El proyecto de los jóvenes también incluye la recolección de juguetes para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y así lograr que en esas fechas quede una sonrisa en los rostros de pacientes y familiares. En breve lanzarán esa campaña para este año, según anunciaron.
La otra actividad solidaria del fin de semana fue la recolección de alimentos en las puertas de salida de los supermercados. Se reunió 49 toneladas de víveres no perecederos que serán destinados a familias de escasos recursos. La actividad fue impulsada por la Fundación Banco de Alimentos, una organización que si bien es internacional, supo lograr el respaldo de medios y personalidades locales que ayudaron en la colecta. De acuerdo con lo explicado por la organización, existen más de 1.000 bancos de alimentos en todo el mundo. El de Paraguay funciona desde el 2012 y es miembro de la Global FoodBanking Network (GFN), integrando una red de banco de alimentos de más de 25 países.
Si comparamos las dos actividades que compartimos en esta ocasión, podemos considerar que una es impulsada de una manera sencilla, sin muchos recursos o promociones, mientras que la otra cuenta con más fuerza y experiencia en ayuda humanitaria. Sin embargo, acá hay que resaltar que el sentido de solidaridad de ambas acciones es el mismo, que es lo importante y hace la diferencia.
Los chicos vestidos de payasos, sobre todo, demuestran que con poco se puede hacer mucho, entregando un valor probablemente no muy tenido en cuenta, como el de llevar alegría a quienes no pasan por un buen momento. Pareciera poco lo que entregan, pero no lo es. No se trata de un valor monetario, sino tal vez de lo más importante: la alegría.
El Paraguay que todos queremos, el que se sueña, debe ser construido con acciones pensando en los demás, aquellos que siempre ratifican la solidaridad del pueblo paraguayo. Podemos hablar de grandes proyectos, de grandes programas sociales, de numerosas obras, pero estos gestos y acciones también demuestran que es posible pensar en un país diferente, donde el compromiso con el otro se puede convertir en una piedra fundamental de construcción de una sociedad más justa.