• Atrás quedaron la campaña y los discursos disonantes, para el analista internacionalRoberto Izurieta, si el republicano aspira tener éxito en su administración deberá moderarse y lograr unificar a su partido en torno a él; la división puede tener efectos peligrosos sobre su mandato.
Roberto Izurieta, entrevistado.[/caption]

Por RICHARD MOREIRA, Periodista

Para el también reconocido colaborador de la cadena CNN Roberto Izurieta, el gobierno que se iniciará el próximo 20 de enero tendrá una serie de grandes desafíos no solo en lo que respecta al mandato otorgado por el electorado, sino también en materia de acuerdos políticos.

En este sentido, para Izurieta el primer gran reto que deberá afrontar Donald Trump es unificar al Partido Republicano, cuyos principales líderes y figuras más reconocidas le dieron la espalda en la parte final de la campaña electoral. Considera que el futuro mandatario deberá buscar la conciliación porque la va a necesitar para las muchas promesas realizadas durante el proceso electoral y aquí el papel de los republicanos moderados va a ser clave.

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En el plano internacional, específicamente en su enfoque hacia América Latina, Izurieta considera que Trump tiene mucho más margen de acción que lo que tiene a nivel de la agenda doméstica, y en este sentido apuntará a endurecer de nuevo la política de apertura lograda por Barack Obama hacia Cuba, y que sus "dardos" apuntarán hacia Venezuela y a las FARC.

-¿Por qué un hombre cuyo discurso misógino, de fuerte posición antiinmigración y de segregación hacia las minorías fue electo como el presidente de EEUU? ¿Cuáles son las razones del triunfo de Trump?

-Hillary Clinton ganó el voto popular y Donald Trump ganó la elección de delegados para el Colegio Electoral. Las dos mayores razones para el triunfo de Trump son: uno, la gente votó por el cambio (en detrimento del continuismo que representaba la ex primera dama de EEUU); dos, la gente votó por el candidato "antipolítico" (es decir, la personificación de la política que estaba representada por Hillary, su esposo Bill Clinton y el actual presidente, Barack Obama). Esas son las dos principales razones, hay otras más como la denuncia del Federal Bureau of Investigation (FBI) dos semanas antes de las elecciones. En mi opinión, eso afectó mucho a la ex senadora de Nueva York y justo en la recta final que es la más importante.

Las dos mayores razones para el triunfo de Trump son: uno, la gente votó por el cambio; dos, la gente votó por el candidato “antipolítico”.

-Para muchos, la victoria del republicano no es una sorpresa porque creen que hubo una miopía de parte de los estrategas demócratas. ¿Coincide con este análisis y que el "cryptovoto", o voto oculto, tuvo incidencia en el resultado final?

-Se habla mucho de esto para explicar las razones, pero nadie estimó el voto oculto. Ni siquiera en la campaña de Donald Trump lo hicieron.

-En su discurso de victoria, Trump asumió un perfil conciliador y moderado, ¿sería ilusorio pensar que el republicano pueda dar un giro, que se reinvente para ser un líder más comedido?

Una vez que asuma el cargo, siendo él ya presidente, le conviene la conciliación. La campaña terminó y no tiene sentido seguir el enfrentamiento. Donald Trump necesita apoyo, no solo de los demócratas, pero sobre todo de los republicanos moderados. Recordemos que muchos de ellos no lo apoyaron durante la campaña.

-Con el dominio de la Presidencia, más el control de ambas cámaras del Congreso (es esperable que los republicanos nominen a un conservador en la Corte), ¿este giro hacia el conservadurismo pondrá a prueba a la democracia los próximos 4 años?

-Eso es lo más probable. Sin embargo, en el Senado necesitas en realidad los votos de 60 senadores para impulsar cualquier iniciativa. En tal sentido, pienso que el futuro presidente deberá buscar nominados más moderados (aunque conservadores), porque de lo contrario los demócratas podrían llegar a bloquear cualquier nombramiento.

-¿Considera factible que pueda llegar a ser un período de retroceso para ciertas conquistas civiles?

-Si logra nombrar a un magistrado en la Corte Suprema de Justicia (y es posible, que por la edad de dos magistrados que hoy están en el máximo tribunal, podrían ser dos jueces que se nombre bajo este mandato), sin dudas podría producirse. Pero eso está por verse aún. Es muy prematuro analizar eso ahora.

-Los padres fundadores de la Unión diseñaron un perfecto sistema de frenos y contrapesos. Ante el temor de que el nuevo presidente pudiera representar un peligro, ¿cree Ud. que el Partido Republicano (quizás con apoyo de los demócratas) sea el verdadero gobierno?

-Eso me parece posible. Por eso considero que Donald Trump debe ser más moderado como presidente, porque lo más peligroso para él es, sin dudas, que el Partido Republicano se divida entre los más moderados y los Partidarios del Te (Tea Party o los que respaldan a un Trump mucho más radical).

-¿Al provenir del mundo empresarial y ser una figura ajena a la política (después de Dwight Eisenhower es el primer presidente "no político"), de oponerse y demoler a votos a la élite de su propio partido, considera que Trump podría asumir un rol de rehén de los republicanos?

-Si el futuro mandatario se modera, le puede ir muy bien con su partido. Si sigue sin control, le puede ir bastante mal.

-Con su estilo frontal, demagogo, impredecible, casi peligroso, Trump ha roto los estándares de lo "políticamente correcto". ¿Cree que su triunfo ha sido un quiebre en la forma de hacer política?

-No. Recordemos que Hillary ganó el voto popular. Segundo, es muy raro que un partido repita un tercer mandato (lo logró Reagan/Bush). El país sigue tan dividido como antes (y quizás esa división sea aún mayor) entre republicanos y demócratas (que ronda más o menos el 50/50) y los votantes urbanos y los rurales (incluyendo las ciudades pequeñas). Esta segunda variable pienso que se radicalizará aún más los próximos años.

Una vez que asuma el cargo Donald Trump, siendo él ya presidente, le conviene la conciliación. La campaña terminó y no tiene sentido seguir el enfrentamiento.

-Con el mandato que dieron los norteamericanos, que impone a su próximo gobierno una mirada más interna hacia los problemas domésticos, ¿cuál considera que será el papel que tendrá EEUU en el escenario internacional?

-Ahí, el próximo presidente tiene mucho campo de maniobra. Creo que Trump endurecerá la política hacia Cuba, también lo hará con el presidente venezolano Nicolás Maduro y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Eso para empezar.

-Hay una gran de incertidumbre en el mundo a raíz del resultado del 8N. Ante la posibilidad de que el republicano lleve a cabo su agenda proteccionista luego de que asuma el poder, ¿cree que habrá repercusiones económicas y geopolíticas inmediatas?

-No creo que Donald Trump tenga los votos para poner aranceles. Recordemos que el Partido Republicano tradicional (y ahora llamado el moderado) está y ha estado siempre a favor del libre comercio.

-Los grandes avances bajo el gobierno demócrata, como el deshielo en la relación con Cuba, el casi impensable acuerdo sobre el cambio climático, la alianza con Europa o el Tratado de Libre Comercio del Pacífico, ¿hasta qué punto podría cambiar con Trump?

-No creo que haya cambios en los acuerdos comerciales; pero sin duda, las políticas de protección del medio ambiente serán seriamente afectadas en el gobierno del republicano. Más allá de su retórica, en eso sí creo que Trump realmente cree que el calentamiento global es un cuento. Esto es lo más grave que veo en el horizonte en el gobierno del empresario.

-En lo que respecta a Latinoamérica, ¿cómo irá la relación desde enero? ¿Considera que cumplirá aquellas promesas de campaña como el muro fronterizo o la deportación de indocumentados?

-Sobre el muro debo decir que no. No creo que México acepte o pueda pagar el muro y no creo que sea posible la deportación (aún físicamente). En esto, como en el caso de Obamacare, buscará una salida que le permita justificarse que lo hizo sin saberlo. Por ejemplo, en Obamacare puede sacar otro plan alternativo (que no será muy diferente al de Barack Obama y le llamará con otro nombre).

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