Las reivindicaciones de los trabajadores deben ser tomadas con seriedad por todos los actores de la sociedad y especialmente por los políticos, dejando de lado los intereses mediáticos y electorales. Solo así será posible allanar el camino para encontrar soluciones a uno de los problemas que atraviesa el sector desde hace décadas.
El pedido de reajuste automático del salario mínimo planteado por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, a través de un proyecto de modificación del Código Laboral, fue una medida analizada y consensuada entre el Ministerio de Trabajo y las centrales sindicales, con el acompañamiento de un sector empresarial. Si bien desde algunos sectores se teme que tenga un efecto en la economía, es indudable que debe imperar el espíritu de justicia social.
Es una reivindicación sindical de hace muchísimo tiempo que ahora se plantea de manera seria. Puede seguir siendo analizada en todos los ámbitos competentes, pero negar esa posibilidad es una afrenta al trabajador.
Cabe apuntar que la Cámara de Senadores, presionada por las mismas centrales sindicales que consideran que el tema fue politizado, finalmente aprobó el miércoles el proyecto, sin modificaciones. Antes de la aprobación, sin embargo, tuvo una suerte de rechazo por parte de algunos legisladores que más bien intentaron frenar la iniciativa con un propósito político, que nada tiene que ver con el fondo de la cuestión. Un reajuste salarial para la clase trabajadora es necesario y urgente, y no puede entrar en contratiempo por caprichos políticos.
La propuesta, reiteramos respaldada por las centrales sindicales, modifica el artículo 255 de la Ley 213/1993, Código del Trabajo y deroga el artículo 256 del mismo, que fijaba la variación inflacionaria acumulada debía alcanzar el 10%. En dos años y medio del último reajuste se ha producido una inflación del 7,4%. Como antecedente, se debe indicar que el planteamiento no contaba con dictamen de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta y esto fue cuestionado por los sindicatos, que exigieron a los senadores su urgente tratamiento. Al escuchar el clamor sindical, finalmente, no tuvieron otra alternativa para tratar y aprobar la propuesta.
El proyecto ahora debe ser analizado por la Cámara de Diputados, instancia que empieza a vivir también la fiebre electoral ya pensando en el 2018, con la conformación de nuevas fuerzas internas, incluso dentro de la mayoría colorada. Al margen de los intereses políticos electorales, es importante mantener el norte del planteamiento para que no caiga de nuevo en una discusión netamente política, que será un despropósito, insistimos, para la clase trabajadora que reclama mejores condiciones salariales.
De ser aprobado por este estamento, el proyecto pasará al Poder Ejecutivo para su implementación. Si su tratamiento es acelerado en Diputados, el reajuste salarial podría darse este mismo año, y se convertirá en un alivio económico para miles de trabajadores.
Para explicar más esta posibilidad, debemos recurrir al mismo proyecto. En ese sentido, hay que especificar que en su artículo 3 señala que "una vez vigente la presente ley, en la brevedad posible, la autoridad administrativa del Trabajo, por medio del Consejo Nacional de Salarios Mínimos, considerará la variación acumulada de la inflación desde el último reajuste salarial, a fin de elevar al Poder Ejecutivo la propuesta para el año 2016". Es decir, este punto, de esta manera, establece que una vez que la Cámara Baja apruebe el proyecto, el Poder Ejecutivo podrá solicitar el aumento salarial.
Que el salario mínimo sea reajustado queda exclusivamente en manos de los parlamentarios que, de seguro, serán seguidos de cerca por los más interesados en el planteamiento, los sindicatos de trabajadores.
Muchos años se ha hablado de la necesidad de que el Estado atienda los reclamos laborales, en un clima de diálogo y planteamientos acordados. El acercamiento entre estos dos polos generalmente enfrentados es posible si existe la apertura necesaria para el diálogo.
El proyecto de reajuste salarial automático es prueba de que es posible el trabajo conjunto, sin condicionamientos más que el interés de favorecer a los sectores más carenciados. Esperemos que la Cámara de Diputados defina cuanto antes la idea y que este mismo año el salario mínimo sea ajustado.