Por Jaime Egüez

Socio del Club de Ejecutivos

Mirando a través de varias visitas a ciudades de todo tipo en Europa, puedo confirmar que si bien todas ellas tienen envidiables infraestructuras civiles, como aeropuertos, rutas de alta velocidad para todas las ciudades, amplias estructuras de servicios de transporte como metros, tranvías eléctricos, es importante recalcar que todos estos países han acumulado una deuda enorme. Y si tienen proyectos privados concesionados, los costos que un ciudadano común debe abonar por usarlos son también bastante elevados.

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Después de abonar 363.000 guaraníes por peaje, en un tramo de 380 kilómetros, pude reflexionar que si bien lo hice en un tiempo muy corto limitado por la velocidad máxima habilitada, este valor está lejos de poder ser pagado por nuestra sociedad productiva. Usando el metro de altísima tecnología en Londres, vi que el precio por tramo –que se abona por tramo usado en la ciudad– es un valor casi imposible para aplicarlo a nuestra población.

Ante esta realidad de que el costo de ponernos al día en materia de infraestructuras de servicios, tan necesarias para el país, acorde con lo que se ve en otras ciudades, va a ser muy importante. Y ello nos lleva a reflexionar si dicho costo y el nivel de endeudamiento que esto generaría para nuestra generación y las que vienen detrás de nosotros son admisibles y hasta qué valor.

Intrínsecamente hemos visto que hay una especie de pacto invisible en varias estructuras de poder actualmente en el Paraguay de que no nos endeudaremos a niveles que tienen estos países hoy. Después de analizar el nivel de deuda pública sobre el PIB de varias naciones que visité, puedo concluir que pagarla va a ser un gran desafío para sus respectivos habitantes.

Después de todo, la gestión de inversiones de una deuda pública es una cuestión de eficiencia y sobre todo eficacia en conseguir la meta.

Entonces, "la pregunta que debemos contestar con urgencia es cuánto es el valor aceptable de endeudamiento como porcentaje del PIB de Paraguay". Este valor, tan elemental de calcular porque se tienen los datos fidedignos del sistema productivo de Paraguay, nos permitiría hacer un plan ordenado de inversión a mediano plazo para poder realizar las obras que tanto requerimos para nuestro desarrollo. Y aquí quiero destacar que esto debe primero ser un trabajo técnico, con profesionales idóneos en estas planificaciones.

Luego de tener los diferentes escenarios de endeudamiento, deberíamos ser capaces de acordar un pacto de endeudamiento del país como una política de Estado, donde los actores políticos de turno tomen este pacto como una agenda a mediano plazo. Y que al partido que le toque gobernar asuma el rol de liderar este plan con integridad y eficiencia. Después de todo, la gestión de inversiones de una deuda pública es una cuestión de eficiencia y sobre todo eficacia en conseguir la meta.

El país debe tener gobiernos que dispongan un mapa claro con respecto a qué nivel de endeudamiento máximo tenemos acordado dentro de un plan de por lo menos 15 años o más si es posible. Y si esto se debe acordar por ley en el Congreso, hay que ponerlo en la agenda de todos los actores en la gestión país e impulsar este marco. Lo que no podemos hacer más es continuar discutiendo en si es pertinente o no endeudar el país. Y al final no aprobar ni hacer ninguna obra que nos permita ser una nación más competitiva. Debemos salir del estancamiento estructural. El Paraguay lo merece.

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