• POR MARTÍN VILLAGRA
  • Periodista del diario La Nación

Ya están avisados. Después del empate (1-1) frente al Atlético Nacional en Asunción y la derrota (4-2) ante Olimpia, el cuerpo técnico de Cerro Porteño, liderado por Gustavo Florentín, está totalmente al tanto de lo que hay que hacer.

Habrá que corregir algunas cuestiones muy visibles y evidentes. Y no hay nada de otro mundo. Antes que nada, principalmente mucho trabajo. Falta fútbol, verticalidad, rapidez, viveza. Dañar y pesar en ataque. Menos toques lateralizados, muy anunciados, pausados, sin sorpresas y explosión. Hay que pulir mucho en todas las líneas. Partiendo del arco y la defensa.

Las pelotas aéreas y paradas nuevamente lastimaron al golero Antony Silva y su línea defensiva. Le pese a quien le pese, Antony Silva es el fijo en la portería. Centro, cabeza y autogol del empate de Álvaro Pereira frente al Atlético Nacional. Silva pudo salir a cortar. Ni salió, ni cortó. Fue gol. Centro, cabeza y gol de cabeza de Richard Ortiz para Olimpia. Silva ni salió, ni cortó.

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Fue otro gol. Punto aparte, con dos ejemplos basta y sobra ¿Y la defensa?, todo un tema. Cuesta que congenien dos zurdos en la zaga central. Júnior Alonso y Omar Alderete cumplieron, salvaron. Que sigan haciendo dupla tiene sus riesgos. Quedó demostrado ¿Quién sale, quién entra? Santiago Molina fue la apuesta por derecha en el superclásico. Le fue mal.

Perdió casi siempre. Lento, sin reacción, no fue solución, muy limitado por arriba y abajo. Volvió mal de la lesión. Confundió e incomodó al propio Júnior Alonso, quizás éste viene muy afectado por el trajín propio de la seguidilla de partidos. Por derecha está probado que le cuesta acomodarse, no tiene perfil.

Álvaro Pereira es pura garra y entrega. Se "rompe" todo en cada partido. Le falta jugar y soltarse más. "Partirse" en cada pelota no basta. Raúl Cáceres alterna buenas y malas. Le cuesta soltarse, le falta más determinación en la marca y dinámica a la hora de proyectarse. Un par de centros suyos terminaron en goles. Debe lanzarse más, no esperar, ni dudar tanto.

Cecilio Domínguez, infalible en los penales. Puede desequilibrar el triple. Le falta inventiva cuando lo marcan a presión. Anda muy impreciso últimamente. Puede generar más y no solo limitarse a ser seguro en los penales con su "sello personal".

Rodrigo Rojas lo puede todo. Cuando no la pega en el mediocampo, Cerro pierde lejos como en los últimos juegos. Marcos Riveros cumple, pero le falta más conducción y traslado rápido de balón.

Josué Colmán anda apagado hace varios partidos. Los choques lo intimidan. Le falta llegar y pisar más el área, donde puede ser incontenible picando de atrás con sus gambetas.

Jorge "Torito" González y Silvio Totales pujan por un lugar, aunque tengan diferentes características.

Arriba, hay que definir al titular entre Pablo Velázquez y Guillermo Beltrán. Velázquez gana algunas pelotas por arriba. Por abajo, le cuesta asociarse al toque, pivotear y encontrar más acompañamiento. Es muy lento, le cuesta girar para generar espacios. Guillermo Beltrán es fuerte, choca, empuja, golpea, incluso llega a los goles. A veces, sale mucho del área cuando no recibe los pases que precisa.

Falta recuperar futbolísticamente, físicamente y anímicamente a este Cerro Porteño. En la intimidad, con total certeza Gustavo Florentín y sus colaboradores tienen más apuntes que afinar. Se está a tiempo para rectificar el rumbo.

Cerro Porteño se bajó del torneo local. Hoy sigue a 90 minutos de su histórica primera final internacional. Para ser finalista de la Copa Sudamericana tendrá que redoblar esfuerzos. Ganar de visitante y eliminar al Atlético Nacional de Colombia, un gran equipo. Por algo es el vigente campeón de la Copa Libertadores. Todo se puede, nada es imposible. Cuando hay convencimiento de llegar a los objetivos, los sueños están listos para convertirse en realidades.

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