Por Gabriela Teasdale

Socia del Club de Ejecutivos

La autenticidad y la confianza se vuelven clave a la hora de integrar equipos y afianzar relaciones. Y solo el tiempo nos permite construir una relación basada en la confianza y el profundo respeto.Hace unos días escuchaba y veía a una amiga, una gran persona y profesional, quebrarse ante la frustración que sentía por un momento vivido con sus empleados en el que, guiada por sus impulsos, perdió totalmente el control de sus emociones y terminó gritando y lastimando a varias personas.

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En ese momento ella socavó la confianza de su equipo. En ese momento su liderazgo se debilitó.

Como líderes podemos enfrentar situaciones que no nos agradan, especialmente cuando se trata del incumplimiento de metas o cuando nuestras expectativas no son alcanzadas. Esas situaciones pueden afectar nuestras emociones llevándonos a reaccionar, a levantar la voz, a hacer comentarios inapropiados sobre el otro, a humillar o herir la autoestima y los sentimientos de los demás.

Pero todo tiene un límite. Y lo importante ante cualquier situación es no cruzar la línea del respeto.

Todos nos equivocamos en algún momento. Lo bueno es poder reconocer cuando no actuamos correctamente o darle la oportunidad al otro de ver su error sin generar daños emocionales, haciéndolo con total respeto porque todo ser humano debe ser tratado de manera digna, debe ser valorado por lo que es y hace por su líder.

La grandeza de mi amiga quedó demostrada cuando reunió a su equipo para pedirle perdón por el mal ejemplo que había dado con su comportamiento, y por no haber podido manejar la situación de una manera diferente. Ella no solo les pidió disculpas sino que como líder, mencionó el valor de cada uno de los que estaban en la sala y lo hizo de una manera auténtica, mostrando un total arrepentimiento por lo ocurrido.

Cuando algo te importa lo suficiente, tomas acción, y en este caso ella fue capaz de hacerse vulnerable ante los ojos de los demás, se responsabilizó por lo ocurrido y con esto demostró que también como ser humano tiene momentos de debilidad. Y, sobre todo, que no es perfecta sino al contrario, sigue creciendo como líder y desarrollando su liderazgo.

Un gran mentor y amigo me enseñó no hace mucho a hacerme las siguientes preguntas que quiero compartir con ustedes: ¿te importa lo suficiente… para hacer algo? ¿Te importa lo suficiente la relación con tu equipo para hacer algo? ¿Te importa lo suficiente tu matrimonio para hacer algo? ¿Te importa lo suficiente la relación con tu hijo para hacer algo? ¿Te importa lo suficiente tu país para hacer algo?

Cuando la respuesta es sí empiezas a liderar, porque causa más acción es igual a liderazgo.Muchas veces, el miedo nos limita a hacer algo diferente, a ir donde nadie quiere ir, a experimentar nuevos territorios, a tomar acción, a hacer lo correcto.

Tenemos miedo a fracasar, a que los demás conozcan nuestras debilidades, a mostrarnos auténticos, tenemos miedo de ser. Si queremos superar los miedos debemos trabajar a un nivel personal, si queremos lograr confianza y conexión con las personas debemos ser capaces de vernos en los ojos del otro.

El cambio se da primero a nivel personal, empieza con uno y se expande hacia los demás. Un líder es capaz de conocerse a sí mismo, de inspirar a otros con su ejemplo. Es aquel que ve la causa y toma acción, pero ante cualquier cosa es ese ser humano que se conecta con otro ser humano a un nivel en el que juntos son capaces de marcar la diferencia.

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