El expresidente Nicanor Duarte Frutos abogó hoy por una suerte de "revolución cultural" criolla "exitosa" para que "las promesas de grandes cambios dejen de ser promesas".
Fue durante su participación como invitado en un "Foro energético" en la Ande organizado por Sitrande, uno de los sindicatos existentes en la citada empresa estatal, donde también estuvieron los senadores Hugo Richer (Frente Guasú) y Luis Wagner (PLRA), así como con el político Domingo Laíno.
La intervención de Duarte Frutos – de discreta gestión en materia energética durante su mandato – mechó expresiones en guaraní y castellano, incluyó anécdotas suyas como ministro de Educación y Jefe de Estado – entre ellas una reunión con Fidel Castro –, y apeló a recursos retóricos como condescender con la audiencia a fin de ganar su simpatía.
Pero, lo más llamativo de la intervención de Duarte Frutos fue el abordaje de la "transformación cultural" que necesitaría el país.
"La lucha política es por el concepto, por el significado de la palabra. ¿Qué es la justicia para un obrero? ¿Qué es la justicia para el patrón? ¿Qué es la economía de mercado para los países del primer mundo? ¿Qué es el desarrollo para los países del tercer mundo?", señaló en un momento.
Añadió que tales "debates conceptuales" deben ser aclarados "desde la lucha, desde la construcción de la economía, de la mayoría."
"Toda transformación política, todo cambio político, económico y social que no esté precedido por una gran batalla cultural exitosa, la promesa de los grandes cambios van a seguir siendo promesas", afirmó seguidamente.
Luego insistió en que la "batalla cultural previa" debe involucrar a todos los actores de la sociedad "para transformar el modo de pensar, de sentir y de actuar de un pueblo."
"La revolución cultural es la manera de pensar, sentir y actuar de un pueblo. Y eso va a ser un trabajo exitoso si hay una batalla colectiva, que tome conciencia de las necesidades. Batalla colectiva, no partidaria. Una tarea política, plural, con un horizonte: la transformación cultural", finalizó.
NADA NUEVO
El concepto de la "revolución cultural" no es nada nuevo. Fue bajado del mundo de las ideas por el dictador chino Mao Tse Tung, desde 1966 a 1976, cuando arremetió contra los altos dirigentes del Partido Comunista de China y contra los intelectuales de ese país, acusándolos de estar divorciados de las masas y de ser partidarios del capitalismo.
La turbulencia política que la "revolución cultural" generó en China solo terminó cuando Mao volvió al poder como el líder absoluto. La represión incluyó la prisión de los enemigos políticos, así como el exilio de otros, todos bajo la acusación de ser "contrarrevolucionarios".
VENEZUELA
El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también señaló en una oportunidad que "para lograr la transformación definitiva del modelo capitalista, excluyente y egoísta, al socialismo, la Revolución Bolivariana necesita convertirse en un hecho profundamente cultural que esté en la conciencia de todos los venezolanos."
"La revolución o es un hecho profundamente cultural o no es. Es una tarea de todos y todas, de todo el pueblo, del Partido Socialista Unido de Venezuela, del Gran Polo Patriótico", dijo Chávez.
Hoy en día, tras casi 17 años de "revolución" bolivariana, Venezuela está al borde de un estallido social y vive una crisis económica sin precedentes, cuya expresión más dramática es la escasez de productos básicos y de medicamentos para la población en general, no así para la clase dirigente.