Por Benjamín Livieres Plano

Periodista

"No a la reelección vía enmienda. No al atropello a la Constitución". Tales las leyendas que aparecieron ayer en los curules de los senadores pertenecientes a la "disidencia" colorada, la "multibancada" y el sector "efrainista" del radicalismo auténtico, varios de los cuales, en el pasado fueron férreos defensores de llevar a la práctica el mecanismo que ahora cuestionan tan airadamente, como en el caso de Juan Carlos Galaverna, cuando proponía una segunda candidatura de Nicanor Duarte Frutos, o de Carlos Filizzola, para habilitar a Fernando Lugo.

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Tamaña contradicción pone de manifiesto uno de los problemas más serios que sufren la política y los políticos en nuestro país: Las reglas de juego de la democracia y las normas constitucionales son aceptadas o desconocidas de acuerdo a las conveniencias. Son buenas, reivindicables y merecedoras del máximo respeto que alguien pueda imaginar, siempre y cuando beneficie de manera irrefutable a quien las invoque. Si no, se las "meten en gorra", y listo.

En el caso de la enmienda constitucional, el tratamiento que le dieron sus promotores, o mejor, el manoseo que hicieron de dicha figura, produce vergüenza, por decir lo menos. Basta señalar que los senadores responsables del proyecto fueron los primeros en proponer su rechazo, lo cual no tiene precedentes, y de igual modo pretendieron obrar en la Cámara de Diputados, aunque sin éxito, el miércoles pasado.

Lo paradójico del caso es que justifican la "estrategia", como le llaman a lo que no pasa de ser una grotesca maniobra, alegando una causa superior, cual sería la defensa de la democracia.

Sin embargo, en el supuesto de que 23 senadores y 41 diputados logren impedir la enmienda, arrebatarán a 4 millones de paraguayos inscriptos en el Registro Electoral el derecho a decidir, Referéndum mediante, si aprueban o rechazan la reelección presidencial. ¡Vaya forma de "defender" la democracia!

La misma "lógica" aplican respecto a la convención de los partidos políticos y el mandato imperativo que pueden ejercer sobre sus representantes en el Congreso. Tanto "disidentes", como "luguistas" y, desde luego, "efrainistas", reivindicaron a voz en cuello la potestad de los convencionales liberales de ordenar a sus legisladores que voten contra la reelección, a la vez que condenaron el hecho de que tres diputados de dicho partido apoyaran la propuesta de postergar el tratamiento del tema por una semana.

Ahora bien, esa facultad de la Convención es aplicable solo en el caso del PLRA, no así en el del partido colorado, como sostienen los senadores Mario Abdo Benítez, Enrique Bacchetta, Silvio Ovelar y Galaverna, al igual que los diputados Carlos Maggi y Freddy D´Eclesis, entre otros, quienes adelantaron que se reafirmarán en la postura de rechazar el proyecto de enmienda aunque los convencionales colorados mañana resuelvan impulsar su aprobación.

Puestas las cosas de esta manera, "está bien" que los tres diputados liberales sean expulsados de su partido, "porque votaron contra el Directorio, la Convención, contra todos los paraguayos y la Constitución", al decir de Efraín Alegre, en tono apocalíptico, pero "ni hablar" de dicha posibilidad, ni de ningún tipo de sanción, en el caso de que repitan sus votos negativos los diputados y senadores de la "disidencia" de la ANR, pues eso sería calificado como una "feroz persecución del cartismo".

Conclusión, para estos señores, la única regla que importa es la que a ellos favorece, aunque contradiga principios básicos de la democracia y las leyes. Son vulgares rufianes que desconocen la ética y los escrúpulos, que de honorables no tienen nada y de hipócritas, mucho.

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