Andrew Ross Sorkin

"Había mucha gente que decía que debíamos combinar un burro con un conejo para obtener un unicornio volador".

Así fue como Jeffrey Bewkes, director general de Time Warner, en una ocasión se refirió al colosal fracaso de su empresa de fusionarse con AOL. Él pasó los últimos diez años desmantelando buena parte de su compañía a nombre de la "concentración", desprendiendo el negocio de televisión por cable y el imperio de revistas.

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Y pese a todo, en el curso del fin de semana pasado, Bewkes aceptó venderle Time Warner a AT&T por 85.000 millones de dólares, en un convenio que, de ser aprobado por los reguladores va a influir enormemente en el mundo de los medios y las telecomunicaciones y, a fin de cuenta, en la forma de consumir y pagar por los programas preferidos de televisión.

Bewkes tenía una buena razón para ser escéptico respecto de las grandes fusiones en las que se combinaba la distribución y el contenido: son complejas y difíciles de que tengan éxito e invariablemente se enfrentan a los vientos contrarios de los organismos reguladores, que sin duda les atan las manos en su afán de proteger a los consumidores de conductas anticompetitivas.

"Seamos honestos; los precios no van a bajar por esto", afirma Rich Greenfield, analista de medios en BTIG Research. "No creo que la integración vertical se preste a beneficiar a los consumidores".

Donald J. Trump ya criticó esa adquisición y advirtió que "veremos cómo desbaratamos ese acuerdo" en caso de que llegara a la presidencia. Tim Kaine, candidato a vicepresidente de Hillary Clinton, también dijo estar preocupado por esta transacción. "Creo que en general, menos concentración es útil, especialmente en los medios", comentó en el programa de televisión "Meet the Press".

Un montón de grupos de protección del consumidor ya se está preparando para dar la pelea. Y rivales de los medios y las telecomunicaciones están dando a entender que están dispuestos a combatir el acuerdo en Washington. "Una transacción de esta magnitud obviamente justifica un escrutinio regulatorio muy estrecho", señaló un vocero de Disney.

La preocupación de los defensores del consumidor y de las empresas rivales, por supuesto, es que para que hacer que el acuerdo le funcione estratégica y financieramente –la compañía está pagando una prima de 35 por ciento sobre el precio de la acción de Time Warner antes de que se revelara el acuerdo la semana pasada–, AT&T va a usar el contenido de Time Warner como arma contra sus rivales, elevando el precio que estos pagan por la transmisión de canales como HBO y CNN, al tiempo que integraría esos mismos canales en los nuevos productos de AT&T a menor precio.

Randall Stephenson, director general de AT&T, desechó esa idea en una entrevista el domingo pasado, diciendo que era "ilógica" y que la quería "descartar". Insistió en que no tiene intenciones de limitar el contenido de Time Warner en los sistemas rivales y que "no tiene sentido comercial" restringir la programación de Time Warner.

Más bien, dijo, él considera que los beneficios de la función provendrán de la información adicional que AT&T podrá proporcionarle a Time Warner –y a los anunciantes– sobre lo que estén mirando los consumidores, así como de la posibilidad de crear programación especializada e interactiva para los clientes móviles de AT&T, que espera que copien otras distribuidoras.

Con todo, dio a entender que su meta final es crear una red inalámbrica usando tecnología de la siguiente generación, la llamada 5G, que computa no solo con los proveedores inalámbricos, sino también con las compañías de cable, proporcionando servicios de banda ancha de alta velocidad y de televisión. "Estaré muy decepcionado si no estamos a la par" de los proveedores de cable para el 2021, afirmó.

Para los reguladores, esa noción puede ser atractiva y, al mismo tiempo, repelente. Por un lado, AT&T podría estar en condiciones de finalmente constituir una verdadera competencia para las compañías de televisión por cable, que por mucho tiempo han tenido una posición monopólica o duopólica en la mayoría de los mercados. Tener a Time Warner, afirmó Stephenson, "impulsaría nuestros incentivos" para crear aún más rápidamente su red de próxima generación.

Pero por otro lado, los reguladores han tenido reticencias para permitir la fusión de compañías de cable para crear una huella realmente nacional por miedo de que ponga demasiado poder en manos de las distribuidoras. Por ejemplo, el gobierno impidió que Comcast adquiriera Time Warner Cable.

Pero Craig Moffett, otro veterano analista de medios, afirmó que él le daba a este acuerdo una posibilidad de 50-50 de ser aprobado.

"Podemos imaginar muchas estrategias que impliquen retener contenido a los distribuidores o no contar descargas del contenido de Time Warner con límites de datos", señala Moffett. "Pero esas cosas o ya están prohibidas expresamente o lo van a estar", como parte de cualquier acuerdo al que lleguen AT&T y Time Warner con los reguladores.

Esa es una cuestión que también planteó Greenfield. "Si no vamos a poder retenerle HBO a Verizon, ¿qué es exactamente lo que estamos obteniendo?", se preguntó.

Lo cual plantea otra pregunta: ¿Para qué buscar este acuerdo, en primer lugar?

Bueno, puede haber ciertos beneficios. Si bien AT&T probablemente no pueda usar la actual cosecha de canales de Time Warner para aporrear a sus competidores, sí podrá aprovechar a su equipo creativo para crear todo tipo de opciones nuevas de programación, muchas de las cuales serían exclusivas de AT&T.

Por ejemplo, nada podría impedir que AT&T creara una versión mejorada de Go90 de Verizon, un canal original especializado. Go90 no ha tenido éxito pero AT&T podría aprovechar al equipo de Time Warner para crear la nueva generación de HBO. Y ese canal podría ser exclusivo del servicio de AT&T.

Como sea, Netflix y Amazon Prime, que son compañías nuevas, han demostrado que es posible crear excelente contenido original sin necesidad de tener una compañía de linaje. Contrate a unos buenos ejecutivos creativos, muéstreles una chequera bien provista y podrá atraer libretos de gran calidad y actores de los más cotizados.

En el juego de ajedrez que es la industria de los medios –una versión de "Game of Thrones" de billones de dólares– quizá tener a Time Warner le dé a AT&T una ventaja en un mundo que muy pocos hubieran podido imaginar hace apenas diez años. "Es la creación de imperios", dijo Greenfield.

Ya sea que resulte un éxito o un "unicornio volador" como fue la fusión de AOL, todo está por verse.

Así que, como dicen en el negocio de la televisión: siga sintonizado.

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