© 2016 The Economist Newspaper Ltd., Londres (22 de octubre).

El pasado 15 de octubre, en Milán, tuvo lugar el funeral de Darío Fo, el irreprimible subversivo premio Nobel de Italia de literatura. Para muchos, la ceremonia fúnebre pudo haber parecido como una conmemoración de la vieja izquierda marxista. En la Piazza del Duomo, bajo una lluvia que empavaba, se alzaron puños izquierdos, se desplegó una bandera con la imagen del Che Guevara y el gran bufón fue depositado en su tumba al son de "Bella Ciao", el himno de los partisanos de Italia durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, las personas mejor conocidas que asistían al funeral no eran de ninguna manera marxistas. Entre ellas, estaba el fundador del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el cómico Beppe Grillo; asimismo estaba la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, y otras figuras destacadas de lo que se ha convertido en el principal grupo opositor en Italia.

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Ya en los últimos años de su vida Fo transfirió su entusiasmo por la izquierda radical al M5S. Incluso escribió un libro con Grillo y con el co-fundador del partido, el fallecido Gianroberto Casaleggio, explicando sus ideas. Estas incluían atacar la corrupción en los principales partidos de Italia, trascendiendo la distinción convencional entre la derecha y la izquierda, y esas ideas también hablaban de la sustitución de la democracia representativa por un sistema directo de gobierno, al estilo ateniense.

Descaradamente populista y utópico, el M5S también puede ser increíblemente pragmático. Por ejemplo, por problemas de liquidez, Raggi abandonó la candidatura de Roma para los Juegos Olímpicos del 2024. El M5S es a menudo desconcertantemente excéntrico. El legado de Casaleggio a sus seguidores fue un video en el cual predecía que los robots con inteligencia artificial pronto exterminarían a la raza humana.

Fiel a sus creencias, el M5S elige a sus candidatos electorales a través de votaciones online. Excepto en elecciones municipales, no acepta a nadie que haya servido más de un solo término como representante político de alguna clase. La intención es garantizar que sus legisladores y los funcionarios públicos estén libres de vínculos comprometedores que son la moneda corriente en la política italiana. Sin embargo, un efecto secundario demanda asegurarse de que los elegidos no sean igualmente contaminados por la experiencia, así como tampoco por la habilidad.

Dado que Italia se prepara para un referéndum - el 4 de diciembre venidero - ocasión que podría abrir la puerta a un eventual gobierno del M5S, la cuestión de la competencia del partido se encuentra bajo presión. Las encuestas muestran que los votantes están divididos equitativamente entre partidarios y detractores de una reforma constitucional patrocinada por el gobierno. El primer ministro Matteo Renzi se ha comprometido a renunciar si se rechaza la reforma. Eso no conduciría automáticamente al M5S al poder, pero el movimiento de Grillo sería el beneficiario evidente de la inestabilidad que vendría a continuación.

El desempeño del partido en donde logró mandato tampoco es tranquilizador. Desde su elección en junio, la alcaldesa de Turín, Chiara Appendino, del M5S, de Turín ha hecho un inicio bastante sólido de gobierno, pero Raggi, su homóloga en Roma, viene de crisis en crisis o de una controversia a otra. Tardó tres meses para formar un gobierno y el trabajo de suma importancia de supervisar el presupuesto de la ciudad finalmente terminó en una cuarta opción, después de que sus tres primeras designaciones se negaron o renunciaron.

Probablemente es demasiado pronto para emitir un juicio sobre cualquiera de las dos. Appendino heredó una ciudad administrada de manera competente por el alcalde saliente, mientras que Raggi se hizo cargo de una lleno de deudas, sacudida por escándalos y notorio amiguismos.

Más concluyente es la experiencia del movimiento en la norteña ciudad de Parma. Allí, en el 2.012, Federico Pizzarotti fue elegido alcalde, dando al M5S su primer gran éxito electoral. A principios de este mes, él renunció al movimiento, poniendo fin a una asociación turbulenta con sus líderes. Las relaciones comenzaron a desgastarse después de que dio marcha atrás en una promesa de campaña para clausurar el incinerador de residuos de la ciudad, diciendo que hacerlo sería demasiado caro.

"Una vez dentro de las instituciones, (ganadas por el M5S) se dan cuenta de cómo funcionan y entonces tienen la difícil tarea de decirle al resto del grupo que lo que prometieron no se puede hacer", dijo María Elisabetta Lanzone, una politóloga de la Universidad de Génova y autora de un libro sobre el partido.

Los recientes reveses del movimiento han erosionado su popularidad. En promedio, sin embargo, las encuestas todavía lo ponen a cuatro puntos porcentuales del gobernante Partido Democrático. Para muchos votantes, en este momento la experiencia y la competencia son menos importantes que la honestidad y el idealismo.

Como lo sabía Fo, los sueños utópicos son atractivos para el público.

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