Genetista especializada en biología molecular, vivió y estudió durante 13 años en los Estados Unidos. A su regreso, trajo consigo todo el conocimiento adquirido y las herramientas de vanguardia para abrir Genext, un laboratorio pionero en génetica dentro del campo de la medicina personalizada.

Entrevista: Jazmín Gómez Fleitas

Fotografía y edición digital: Víctor Candia para Natural Estudio

Producción y estilismo: Juan Ángel Monzón

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Natacha (41) es hija de dos bioquímicos reconocidos en el país, su madre es la fundadora del laboratorio Meyer Lab y su padre, de Diaz Gill. De manera que los tubos de ensayo, las batas y los microscopios le fueron familiares a muy temprana edad; aún así, Natacha no tenía la intención de seguir la misma profesión de sus padres. "A pesar de que siempre estuve expuesta al mundo del laboratorio y veía cómo ellos ayudaban a sus pacientes, no estaba en mis planes seguir esa carrera; pero en la secundaria tuve una clase de Biología que me hizo click y se me cerró el círculo".

Fue cuando un profesor de matemática reemplazó al de biología, y decidió cambiar la dinámica de la clase. En esa ocasión vino con la idea de armar un teatro en el que todos los estudiantes participaban desempeñando una función, y consistía en que ellos puedan replicar el ADN y otros procesos celulares. "Hicimos todo mal (risas) y creamos un cáncer en la célula. Ahí fue que me asombré de cómo existimos, cómo funcionamos y dije 'tengo que estudiar Genética'".

Al finalizar el colegio, Natacha consiguió una beca del Rotary en el estado de Georgia, Estados Unidos, que cubría sus estudios durante un año; pero como los tiempos escolares no coincidían y ella tenía tiempo libre antes de ir, decidió inscribirse acá en el cursillo de Bioquímica en la Universidad Nacional de Asunción. Ingresó, hizo un semestre y luego usó eso como trampolín para estudiar la carrera de Genética.

Una vez allá, gracias a su dedicación y buenas notas, pudo acceder al programa Paraguay-Kansas y obtener otra beca completa para continuar con su carrera. Se trasladó a la Universidad de Kansas, y allí concluyó la licenciatura en Genética con honores. "Estudié muchísimo pero estaba en mi salsa. Y gracias a la beca Woodburn Presidential Fellowship, de la licenciatura fui directo al PhD, sin hacer el Master. Este era un programa muy avanzado donde la especialización en Biología Molecular la hacíamos en un instituto de cáncer, el Roswell Park Cancer Institute en Buffalo, Nueva York".

Fotografía: Vichi Candia[/caption]

Durante esa experiencia, Natacha destaca que lo mejor de todo fue que ya no sólo era educación, también investigación en un instituto. Los profesores eran los médicos que trataban a los pacientes reales y ellos eran parte del día a día. "Fue una experiencia increíble", recuerda. Y no conforme con la finalización del PhD hizo un Post Doctorado en el National Institute of Health, el instituto de salud más grande y de vanguardia en los Estados Unidos.

"El Post Doctorado es el máximo nivel de educación, pero también ya es un trabajo. Mi área era la de investigación del cáncer en el Instituto, me pasaba horas y horas en el laboratorio realizando experimentos para después publicar los resultados. Ese trabajo sería el sueño para cualquier científico loco", menciona entre risas.

De regreso al país

En sus años estudiando fuera del país, Natacha también formó su familia. Conoció a su esposo Rahul en la universidad de Kansas, quien también es genetista y experto internacional en ciencias forenses. Ambos trabajaban a tiempo completo inmersos en su pasión, hasta que su hija Gianna (10) nació y empezaron a replantearse algunas cosas.

"Éramos súper workaholics (adictos al trabajo) y queríamos tener más vida familiar. Allá yo aprovechaba los tiempos muertos en el laboratorio, como cuando esperás una reacción que dura tres horas, para ir a amamantar a mi bebé y regresar. Incluso iba de madrugada y hacíamos malabarismo con nuestros horarios para estar con nuestra hija. Además, yo quería ayudar a las personas, pero allá no tenía contacto con los pacientes, sólo recibíamos muestras", describe. Eso, sumado a todo el esfuerzo invertido en aprender y capacitarse, le decía que era hora de traer todo ese knowhow (conocimiento) para implementarlo acá.

A su vuelta, en el 2009, trabajó en Meyer Lab y allí conoció a quien sería su dupla para fundar Genext: la Dra. Natalia Duarte (bioquímica). Lo que más le apasiona de la genética es "ayudar a entender que existe esa genética de predisposición para que la medicina pueda ser preventiva". Es decir, mediante el conocimiento de la información del ADN (ácido desoxirribonucleico), se puede saber si una persona es intolerante a algún alimento, si tiene predisposición más elevada que el resto de la población para ciertas enfermedades y adelantarse a ello antes de que aparezca o bien tratarlo adecuadamente.

Genext, la genética del futuro

De seguro recuerdan de las clases de biología que nuestro cuerpo está compuesto por células, dentro del núcleo de las células están los cromosomas, los cromosomas están compuestos por el ADN y el ADN tiene segmentos de información que se llaman genes. ¿Pero sabían que existen aproximadamente 20.000 a 25.000 genes en los 23 pares de cromosomas que tenemos todos los seres humanos?

Los genes son los componentes básicos de la vida que contienen toda la información genética (lo que somos) y codifican todas las funciones celulares. "Ahora estamos en una revolución genética. La ciencia está creciendo tanto y esto ayuda a la medicina, por lo que dentro de poco los libros van a tener que actualizarse incorporando esa información genética que se está generando".

Y gracias al avance de la ciencia, la tecnología no se queda atrás. Hoy, en Paraguay, se pueden secuenciar todos los genes de una persona; es decir, conocer su genoma, algo que antes del Proyecto del Genoma Humano era impensable e inmensamente costoso. Los científicos que trabajaron en el proyecto tardaron casi 15 años en secuenciar un genoma -sí, todos esos 25.000 genes del ADN-; sin embargo, eso ahora se puede hacer en unas semanas en los laboratorios de nueva generación de Genext. Una simple muestra de sangre basta para conocer el misterio del funcionamiento del cuerpo humano.

"La noticia del genoma humano generó tanta expectativa en la comunidad científica cuando recién se anunciaba, pero también mucha desilusión. Se creía que eso iba a revelar la respuesta a todas las preguntas que teníamos (enfermedades, etc.) y no fue así. ¿Por qué? Porque nuestro organismo es más complejo de lo que se creía. Sin embargo, es como un mapa que sirve para que mediante las investigaciones sigamos aprendiendo más. Todo se va construyendo en base a esto".

Fotografía: Vichi Candia[/caption]

Y en Genext se puede comprobar para qué sirve la genética. Además de la secuenciación completa del ADN también se pueden realizar estudios de diagnóstico de enfermedades genéticas y de predisposición para conocer si se tiene un mayor riesgo de desarrollar alguna enfermedad en el futuro. Fue justamente ese estudio el que se realizó la actriz Angelina Jolie comprobando que sí tenía mayor riesgo de sufrir cáncer, lo que la hizo decidir someterse a una doble mastectomía preventiva en el 2013.

También, si una pareja se entera que están esperando un bebé, con una muestra de sangre de la madre a partir de la novena semana ya se puede conocer el sexo y si necesitaría alguna atención especial al momento del parto. Esto es algo que Natacha pudo comprobarlo por ella misma, descubriendo hace poco que está embarazada de su segunda niña.

Mamá científica

Natacha cree firmemente que hay que alimentar la curiosidad de los niños. De hecho, su hija Gianna la llena constantemente de preguntas. "A mí me encanta que ella sea curiosa, me diga sus teorías de las cosas (el porqué de su existencia) y muchas veces no tengo respuesta para lo que me pregunta. En esos casos, le digo: "Vamos a investigar, vos que pensás?"

Fotografía: Vichi Candia[/caption]

Una de sus preguntas más recientes se debió a ¿cómo su mamá ya podía saber si el bebé era una nena tan rápido? A lo que Natacha le explicó que hay pedacitos del ADN del bebé en su sangre y con eso ya se puede saber el sexo sin necesidad a esperar a la ecografía. De más está decirles que Gianna entiende quizás mejor que muchos de nosotros el funcionamiento del ADN.

También ya fue varias veces al colegio de su hija a realizar experimentos con los compañeros de clase en el laboratorio. En una oportunidad, utilizaron el colorante natural del repollo lila como un medidor de pH, con líquidos que se tiene en la casa: detergente, bebidas gaseosas, jabones líquidos, etc. "Son cosas simples pero ayudan a que despertemos la curiosidad en ellos. Todos somos científicos cuando nacemos. Todos los niños nacen curiosos".

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