Hugo Gamarra dirige el Festival de Cine de Paraguay desde 1990.[/caption]

"Llevamos un proyector a carbón, de tonelada y media, que alzamos en la cabina; hicimos coser una pantalla, hecha con tela de algodón, estirada con un bastidor. Tuvimos 12 películas, entre ellas, 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', que fue el éxito de esa edición, y era totalmente una novedad hacer un festival en ese momento. Cada copia fílmica pesaba 30 kilos, y habría que traerla de otro país, de Buenos Aires generalmente", rememoró Hugo Gamarra, director del Festival Internacional de Cine de Paraguay, sobre la primera edición que se realizó durante 8 días del año 1990, en el auditorio de la Embajada Argentina (España y Perú).

Hasta el próximo 27 de octubre, en el Cinemas Villamorra, el Festival desarrolla su edición 25, con 41 largometrajes y 30 cortos de 33 países. "Me siento todavía raro, porque es tanto el trabajo, el esfuerzo, que no lo pude dimensionar bien. Me sorprende que lleguemos. En realidad son más de 25 años", admite Gamarra. En los años 1999 y 2000, el festival no se hizo por falta de apoyos institucionales; y la actual edición estuvo a punto de no hacerse. "Cada año nos encontramos en una zozobra del aspecto financiero. No existe una institucionalidad que permita asegurar la siguiente edición". Finalmente, un compromiso con la Municipalidad de Asunción, refrendada por la administración de Mario Ferreiro, permitió concretar esta entrega.

Cineclub Tajy

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"Nada viene de la nada. Todo es parte de un proceso. Entonces yo recuerdo que mi amor al cine, la cinefilia que yo tengo, viene de mi experiencia como adolescente en el Cineclub Tajy de la Cinemateca Paraguaya, dirigida por Óscar Trinidad. Ahí yo vi mis primeras películas de Buñuel, de Orson Welles. Y eso quedó para siempre. Coincidió que justo el año que me fui a estudiar a Estados Unidos en 1974, dos meses antes había fallecido Óscar Trinidad. Y cuando yo volví en el '81, ya no existía ningún cineclub. La cultura cinematográfica, el movimiento cinefílico de Asunción había desparecido. Era solamente estrenos en cines", evocó Gamarra.

"El antecedente mío fue que yo empecé haciendo muestras internacionales de cine en el auditorio de El Lector, sobre la avenida República Argentina, en el anfiteatro del fondo. Empecé con un festival de (Charles) Chaplin y de (Buster) Keaton, en el año '84. Con copias de 16 milímetros que yo mismo traje de los Estados Unidos; compré allá y traje, pensando que quería exhibir, porque me había enamorado de las películas de Buster Keaton en la universidad. Me había volado la cabeza, y dije: Esto tengo que mostrar en mi país. Porque la cinefilia es así, uno quiere compartir las películas".

La muestra duró unos 4 veranos, con apoyo de Pablo Burián y Tony Carmona; y "Pink Floyd: The Wall" fue un éxito, presentado por Mario Ferreiro. Luego, en 1988, Gamarra trabajó en una muestra de cortometrajes sudamericanos, que se reiteró en marzo de 1989, con "El pueblo" de Carlos Saguier. En noviembre de ese año, se creó la Fundación Cinemateca del Paraguay, y, sobretodo con Richard Baddouth, estaban decididos a realizar un festival internacional.

Economía naranja

De 1990 a 2016, el festival atravesó la transición a la tecnología digital, aunque hace solo 4 años; pero también se ha insertado dentro de las industrias creativas: "Aquí se mueve una economía. Estamos formando gente a saber producir un evento cultural", señala el director. Más de 40 personas trabajan en este momento para el evento, con salarios y viáticos; y estudiantes de la carrera de Hotelería y Turismo aprovechan para desarrollar una pasantía.

"Siempre les digo: ¿Cuál es el servicio que nosotros ofrecemos a la ciudadanía? ¿para qué estamos aquí? Para ofrecer un buen espectáculo, para desarrollar la cultura cinematográfica. Entonces ustedes tienen que leer el catálogo, tienen que aprender cultura cinematográfica, leyendo y entendiendo qué se está exhibiendo, para qué se está exhibiendo. Saber responder las preguntas del público", indica.

Este año, el festival tiene un presupuesto más elevado, y su alcance total se estima para unos 6 mil espectadores. ¿Qué falta para crecer? "Si el festival tuviese una garantía financiera, presupuestaria; si supiésemos que el año que viene tenemos tanto para gastar, y que ese dinero va a entrar en tal fecha, entonces podríamos potenciar ese dinero de una manera más efectiva", describe Gamarra. "Hacer una promoción más planificada, empezar esta visita a los colegios, a las universidades, que es donde está el público más interesante, porque es el público de hoy y de mañana. Hacer un trabajo más de hormiga, que es muy necesario, que tiene que involucrar al docente, tiene que involucrar a los directivos. Son grandes oportunidades formadoras que estamos desperdiciando".

Ley de Cine

Respecto al futuro del Festival, su director ha considerado desde hace dos años, ceder su realización a una institución, pero aún no existen garantías para su continuidad en manos de la burocracia estatal o municipal. No obstante: "Si se crea el Instituto Nacional de Cine, sería el indicado que tome el Festival, yo estaría feliz. Yo no quiero ser eterno en esto, también quiero hacer películas, soy realizador, pero he postergado mucho mi vocación haciendo el festival".

Gamarra insiste en que hay una función pedagógica clave, por la cual aboga el Festival, que se está desaprovechando en las escuelas y en la sociedad, al considerar la facilidad con que los niños acceden a teléfonos con cámaras, así como la posibilidad de producir más películas, pero sin adecuada calidad: "La tecnología está a disposición. Ha democratizado la capacidad de expresión audiovisual, pero esto puede costarnos muy caro, puede ser muy contraproducente. Es algo para pensar, y por eso que hace falta un Instituto de Cine y una Ley de Cine ahora. Un ente especializado que se ocupe de programar, de producir una estrategia, que articule el audiovisual con el desarrollo económico, con la educación, el turismo. Hay muchas aristas".

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