Paraguay ha sido dañado durante décadas por posturas políticas mezquinas que afectaron a la gente, que es la que sufrió y sigue sufriendo por la desidia y el capricho político.

Esta práctica asociada a la irresponsabilidad es la que estanca todo proceso de desarrollo. El nivel de pobreza, de falta de infraestructura y la carencia en varias áreas como la educación y la salud, son producto en gran parte de esa política tenebrosa de imponer criterios electoralistas antes que técnicos.

En el país, hay que advertir, de nuevo está de vuelta esta práctica, que es aplicada por sectores que hacen prevalecer intereses partidistas electorales antes que las necesidades reales y urgentes de la ciudadanía. Existe egoísmo y, sobre todo, una tremenda irresponsabilidad al adoptar decisiones al solo efecto de poner "el palo en la rueda".

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En este caso, no se puede dejar pasar por alto una situación sumamente grave. Debemos ser claros y apuntar sin lugar a dudas que fue irresponsable la decisión de una mayoría del Senado, integrada por colorados disidentes y parlamentarios de la oposición, al rechazar el pedido de crédito de 200 millones de dólares al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para obras programadas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

Puede ser considerada sorprendente la postura, pero no lo es tomando el anuncio que habían realizado varios senadores al señalar que tienen planes de rechazar todas las propuestas del Poder Ejecutivo sencillamente por una cuestión política. Y ese anuncio se está cumpliendo, lo que se convierte en un grave inconveniente a la concreción de los proyectos vigentes.

Es incomprensible el argumento esgrimido por los senadores que hasta evitaron que hablen sus propios colegas que iban a defender el proyecto. Sostienen que existió desprolijidad y que algunos aspectos no estaban claros, cuando que ese mismo tipo de proyecto de crédito es el que venía aprobando el mismo Senado.

A todas luces, como señalara el ministro de Hacienda, Santiago Peña, la decisión de la mayoría del Senado fue por una cuestión política electoralista. Este hecho fue incluso reconocido por uno de los parlamentarios que votó en contra: el senador Hugo Richer.

Es la prueba más palpable que la ciudadanía está en manos de un estamento que hace primar la cuestión política antes que la solución a las necesidades, como la imperiosa urgencia de mejorar la infraestructura.

Para el Poder Ejecutivo, está claro que el rechazo del pedido de crédito fue una "decisión política que no tiene ningún sustento técnico", a decir del ministro de Hacienda, quien sostuvo, además, que "refleja la desconexión que existe entre un sector de la clase política con la realidad y necesidades que tiene la gente".

Hay que señalar que, además de la desconexión con la realidad de la gente, es evidente que la política de frenar todo lo bueno que se está haciendo es la práctica que decidió impulsar la disidencia colorada y la oposición.

Las posturas y hasta los enfrentamientos políticos son normales en toda campaña electoral, pero es detestable cuando la víctima es la ciudadanía. Aquí, como señala el Gobierno, se intentó enviar un mensaje al Poder Ejecutivo, pero más claro es que el afectado no es este poder, sino la gente. La decisión del Senado dejará sin trabajo a unos 50 mil obreros y numerosos proyectos de construcción en Asunción, Central y el interior del país.

A las críticas al Senado se han sumado varios sectores, entre ellos la Cámara Paraguaya de la Industria de la Construcción (Capaco), cuyo titular, Jorge Moreno, reveló que el Parlamento y el Ejecutivo habían acordado realizar una línea de inversión anual que ahora no fue respetado. Moreno dijo que la clase política debería de comprender que las obras trascienden los gobiernos e indicó que como mínimo los senadores deberían explicar sus acciones.

Lamentó que en cada gobierno pase lo mismo, en el sentido que cuando va llegando el período electoral se va politizando absolutamente todo y se perjudica de manera directa a miles de obreros que están trabajando de forma directa e indirecta en la construcción. Recordó, igualmente, que las empresas, apostaron todo su capital a la adquisición de tecnología y con la paralización de las obras se quedarán sin la posibilidad de pagar las cuotas de los créditos que realizaron. El problema es grave y no se limita a la cuestión política, sino también la decisión del Senado repercute en la economía.

Finalmente, se debe indicar que la ciudadanía no puede quedar sin reaccionar ante este tipo de acciones que están sustentadas en la mezquindad y la irracionalidad.

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