¿Qué pasa con una familia que vive enterrada? ¿Cuáles son las relaciones entre quienes viven en una suerte de promiscuidad violenta? ¿Todo es válido para conseguir un techo? Esas preguntas asaltan al espectador ante "Maldita sea (La Hora)", que se presenta en dos últimas funciones en el auditorio "Ruy Díaz de Guzmán" de la Manzana de la Rivera. La Nación fue a ver la obra de Julio Chávez -dirigida por Jorge Báez e interpretada por los actores de El Doble Teatro- y se plantea preguntas.

Por Natalia Santos (nataliasantos@lanacion.com.py).

Los hermanos Violeta (Nicole Gubetich), Dolores (Margarita Nuez) y Gerardo (José Mendoza) se ocupan de Sofía (una muy bien aprovechada Rose Colmán), la razón por la cual su madre les permite ocupar el sótano de una "casa bien". Ahí están junto con Mario (Alfredo Chaves), la pareja de Dolores.

Las cuerdas de tender ropa cruzan del escenario a la platea, aumentando la sensación del espectador de estar -también- en ese lugar subterráneo y oscuro. De ser parte de esa familia en la que todos gritan (tal vez demasiado para la pequeña sala), en la que todos se agreden, en la que todos parecen estar atrapados y aislados, pero ¿lo están? ¿irremediablemente?

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Un pintor personificado como vago; un intelectual casi inadaptado; una procaz admiradora de Jessica Lange y una ama de casa amargada giran alrededor de una siempre inconsciente-inocente-maltratada (pero generadora de "problemas") hermana menor.

¿Quiénes son en realidad? ¿Son solo un grupo familiar disfuncional? ¿Pueden ser el espejo de una sociedad de comportamiento cuasi anárquico, pero finalmente aplastada por la tiranía de los mandatos? ¿Arman caricaturas de nosotros mismos, que -aunque lo neguemos- vivimos pendientes de la aprobación externa? Cualquiera de las preguntas podría encerrar -en sí misma- su respuesta.

El autor argentino Julio Chávez tira sobre una historia aparentemente costumbrista, una capa de absurdo. Pero ¿qué realidad no lo es? Jorge Báez tomó la premisa y la extremó con un grupo de jóvenes actores que están formando su identidad teatral. El Doble Teatro está buscando (lenguaje, mecanismos de trabajo, estética) y lo hace en escena, plantando una obra, subiendo a las tablas, trabajando con un director. En-hora-buena (como dirían los anticuados), porque Maldita sea (la Hora) en que el teatro deje de buscar, de escudriñar en lo que tiene alrededor y sobre todo en lo que se gesta dentro de sí.

Dejanos tu comentario