Andrew Ross Sorkin

© The New York Times 2016

Donald Trump dice ser empresario. Y dice que quiere manejar el gobierno más como un negocio.

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Pero, ¿qué negocio contrataría a Trump?

No es una pregunta superficial. Dado que el candidato republicano se jacta vulgarmente de atacar sexualmente a las mujeres y de tratar de convencer a una mujer casada de que cometiera adulterio con él _ entre otras cosas _, es difícil pensar que pudiera pasar por el departamento de recursos humanos de cualquiera de las 500 compañías de Fortune.

En el curso de los últimos diez años, buena parte del mundo corporativo de Estados Unidos ha establecido políticas para lidiar con el acoso sexual y otras conductas ofensivas, tratando de compensar los horrendos antecedentes de dejar pasar tales conductas. (¿Se acuerdan de "Mad Men"?) Los procedimientos de contratación de las grandes empresas, particularmente para los puestos elevados, contemplan minuciosas revisiones de antecedentes, que por lo general consisten en entrevistar a ex compañeros de trabajo y revisar artículos, documentos judiciales y, sí, por supuesto, las redes sociales.

Miles de empleados han sido despedidos por usar términos mucho menos repugnantes que los que usó Trump para jactarse de que podía manosear mujeres a su placer.

Por ejemplo, Walmart, el patrón más grande de Estados Unidos con unos 2.2 millones de empleados, tiene políticas estrictas que prohíben "lenguaje sexualmente explícito, chistes de mal gusto, comentarios sobre el cuerpo de alguna persona", así como "decir insultos o estereotipos negativos", "bromear, ironizar o juguetear verbalmente" y "actos intimidatorios, como acoso y amenazas".

Conforme a estas definiciones, no está claro si Trump podría aspirar a un puesto de empleado de limpieza, ya no digamos de alto ejecutivo. Un vocero de Walmart, al que se le preguntó si los comentarios de Trump lo descalificarían para tener un puesto ahí, comentó secamente que "tenemos la política de no manejar hipótesis".

Trump se disculpó por sus palabras, a las que llamó "guasas de vestidor". Pero cuando las dijo no estaba en ningún vestidor sino en el trabajo. Él fue grabado cuando estaba en un estudio para promover "The Apprentice", su popular "reality show".

En muchos contratos con actores y demás "talento" existe lo que se llama una "cláusula moral", que explícitamente hace que usar tales expresiones sea causa de despido. Este es el texto estándar que suelen contener tales contratos, según un ejemplo publicado por Eric Goldman, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Santa Clara: "El actor no cometerá ningún acto ni hará nada que tienda a ponerlo en mala posición ante el público, o que produzca desdén, escándalo o ridículo, o que tienda a reflejar desfavorablemente al canal, a los patrocinadores del programa, a las agencias publicitarias de dichos patrocinadores, a las estaciones que difundan o tengan programado difundir el programa, o a cualquier licenciatario del canal".

Según esa definición, el patrón podría usar la frase vuelta famosa por Trump: "¡Estás despedido!"

Alguno muy parecido a eso le sucedió a Billy Bush, el presentador que aparece junto a Trump en la grabación del 2005. NBC anunció que estaba suspendido del programa "Today" a raíz de que se difundiera el video la semana pasada. (Debo señalar que soy uno de los presentadores de "Squawk Box" en CNBC, que es otra unidad de NBCUniversal.)

Jack Welch, ex director general de General Electric, empresa dueña de NBC cuando Trump empezó con "The Apprentice", fue un apasionado simpatizante de la campaña presidencial de Trump hasta que se hicieron públicos sus lascivos comentarios. Después de eso, comentó en Twitter que "El partido debe de cambiar de candidato ahora mismo".

Trump revira que el país se ha vuelto "demasiado correcto políticamente". Sus valedores, como Rudy Giuliani, lo han defendido diciendo que no se le deben de pedir cuentas porque cuando hizo esos comentarios, hace más de diez años, no estaba compitiendo por la presidencia.

Pero los tiempos han cambiado. Hace mucho que terminaron los días de las empresas como terrenos de juego para bravucones que acosaban a las mujeres con un cigarro en los labios y un trago de alcohol en la mano, como en los años ochenta y noventa. Susan Antilla escribió un libro, "Tales From the Boom-Boom Room: Women vs. Wall Street", en el que hace la crónica de las horribles conductas establecidas en Smith Barney. El relato terminó con 150 millones de dólares en reparaciones y arreglos.

La frase que Trump suelta tan informalmente en 2005 _ "Cuando eres una estrella, te dejan hacerlo, puedes hacer cualquier cosa" _ me recordó un pasaje de una entrevista que realizó Antilla este año para The New York Times. Ella cita a Lisa Mays, ejecutiva de Smith Barney implicada en la demanda, que dijo haber sido arrinconada por un compañero de trabajo.

"Antes de que me diera cuenta ya me había subido la falda y me estaba frotando los muslos, mientras yo le rogaba que se detuviera", indicó Mays, agregando que la situación terminó de inmediato en cuanto llegó otro empleado. "Y luego, él simplemente se fue de ahí como si no hubiera pasado nada".

Trump afirma que sus palabras son solo palabras y que nunca ha atacado a ninguna mujer.

Empero, esa no es la norma para ser calificado para un puesto, ni en el sector privado ni mucho menos para el cargo más elevado del país.

"Para una compañía Fortune 500 sería un riesgo significativo traer a alguien así", considera Tom Spiggle, ex fiscal que ahora es abogado dedicado a la discriminación y que ha hecho sonar la alarma por Trump en las redes sociales. "Sería una tremenda responsabilidad legal", agregó.

Los abogados advierten que contratar a Trump ahora plantearía enormes problemas para cualquier compañía pues, en caso de que una empleada llegara a acusarlo de acoso, sus comentarios anteriores no solo mostrarían que él tiene esa costumbre, sino además que la empresa estaba al tanto del problema cuando lo contrató. "Tenemos esas declaraciones", indicó Spiggle, agregando que si él fuera a litigar un caso así, "las usaríamos todo el día. No importa que hayan sido hechas hace once años."

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