La senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, y el ex alcalde de Bogotá, Jaime Castro, hablaron con La Nación sobre la posición del movimiento a favor del "No". Analizaron, además, qué camino le espera a Colombia en busca de la ansiada paz con esta guerrilla.

A gran parte de la comunidad internacional sorprendió –teniendo en cuenta las encuestas previas– la victoria del "No" en el plebiscito del domingo 2 de octubre en Colombia, donde se puso en manos de la ciudadanía decidir aceptar o no el Acuerdo de Paz al que había llegado el gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras cuatro años de negociaciones.

En conversación con La Nación, la senadora Cabal aclara que la posición del "No" nunca fue contra la paz, sino contra el acuerdo y algunos de los puntos acordados. Desde un primer momento, Cabal se mostró como una de los referentes del movimiento por el "No" en Colombia. "Muchas personas que no tienen partido vieron que no es opción premiar el crimen, construir una paz extorsiva, todos queremos vivir en paz, pero no entregándole el país a los bandidos, esa es la lectura que yo tengo", dijo al responder sobre qué dejó la victoria de quienes rechazaron el acuerdo.

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Para Cabal, el aspecto más importante para que los colombianos votaran contra el acuerdo fue, tal vez, el "tribunal especial de paz". "No podemos tener un tribunal para exonerar a unos y condenar a otros, nosotros entendemos que esto es justicia transicional y que hay que hacer penas mínimas y sabemos que hay que hacerle concesiones, pero no es posible que criminales de lesa humanidad no paguen penas de prisión, así sean pequeñas y que tengan elegibilidad política, esto no lo soportan las víctimas", expresa.

A contrario de lo que se mencionaba en principio, según la senadora, quienes más votaron en contra del acuerdo son los campesinos de lugares donde las FARC dejaron demasiada sangre inocente derramada y mucho dolor. Agrega, en ese sentido, que en zonas afectadas por las FARC, como Bolívar, ganó rotundamente el "No". "En poblaciones donde en su mayoría tienen una alta concentración rural, poblaciones campesinas rurales migrantes, que han sufrido a las FARC, esas zonas votaron por el 'No'", asegura.

Conforme al ex alcalde de Bogotá y constitucionalista colombiano, Jaime Castro, otro referente del movimiento por el NO, la votación es simplemente una muestra de que la gente estuvo en contra de los puntos del acuerdo, nunca contra la paz.

"Votamos para decir si estábamos de acuerdo con un documento de 300 páginas que durante cuatro años negociaron las FARC y el gobierno. Un documento demasiado extenso y que tenía la pretensión de reemplazar, en buena medida, la Constitución que tenemos los colombianos", explica Castro a La Nación.

Seguidamente, el experimentado político señala que el resultado del plebiscito es una oportunidad para hacer que el acuerdo con la guerrilla tenga una mejor revisión. "Después del domingo empezaron reuniones para hacer una relectura del documento con el propósito de eliminar o reprimir partes que suscitan controversias y con las que la ciudadanía no está de acuerdo", dice.

Castro valora la decisión tomada por los líderes de las FARC de abandonar la condición de guerrilla. Considera que ese fue el mayor logro de todo este proceso, aunque aclara que no cree en que todos los miembros de esta legendaria organización militar decidan dejar las metrallas y la selva.

Hace, además, una observación importante sobre lo que vive Colombia desde hace años: "Todos hablamos de la paz, pero tenemos claro que en sentido preciso, lo que va a haber es una disminución del conflicto, particularmente con las FARC, que es la más grande. Si embargo, seguimos teniendo muchos otros grupos que buscan la guerrilla, como el ELN (Ejército de Liberación Nacional), hay organizaciones criminales que siguen actuando, por lo tanto, no se puede hablar en términos absolutos de la paz", refiere.

Las FARC se formaron como guerrilla en 1964. Pasaron 52 años, 250 mil muertos, unos 100 mil desaparecidos, 6 millones de desplazados y miles de secuestrados, según los datos oficiales de organismos estatales. Hoy, los actores principales de este momento histórico para el país y la región tienen en sus manos determinar el precio que puede costar la paz y lograr que Colombia cierre uno de los capítulos más violentos y tristes de su historia.

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