Diego Sanabria, diegosanabria@lanacion.com.py
En un mundo donde cada vez es más complicado congeniar el talento humano con el ritmo que exigen las empresas, así como los consumidores, Javier Barbero busca el equilibrio utilizando herramientas innovadoras que van evolucionando todo el tiempo.
–¿Cómo fueron sus inicios?
–Comencé como emprendedor hace diez años, desde un cuarto de mi departamento, con unas ganas enormes de seguir mi corazón. Seguir el propio corazón es una de las tareas más desafiantes, porque muchas veces nos quedamos atascados en un trabajo que ya no queremos, o en una relación que ya está acabada sencillamente porque no nos animamos a salir del espacio seguro.
–¿Cómo se dio cuenta que era el camino?
–Me di cuenta que la tendencia en ese entonces era capacitar de la manera clásica, power point… un receptor pasivo, todo muy ejecutivo. Y ahí fue entonces que encontré un océano azul y comencé a plantear capacitación creativa e innovadora. De pronto transformábamos un bosque en Paraguarí en un espacio medieval y aparecían dragones y los ejecutivos se metían en una fantasía para trabajar poder de acción y liderazgo. Enseguida el "estilo" se fue expandiendo.
–El desarrollo del talento humano.
–Talento humano en la empresa es sinónimo de un activo estratégico que debe ser gestionado y desarrollado de manera adecuada para que otorgue a la empresa verdaderos beneficios. Es un bien intangible que genera ventajas competitivas en el mercado, influye en el desempeño de los colaboradores y proporciona resultados favorables.
–¿Cuál podría ser el secreto del éxito?
–Creo que hay muchas formas de definir a la palabra "éxito". Para algunos el secreto sería trabajar duro y ganar mucho dinero. Para otros dormir en paz cada noche. Para otros ser famoso y reconocido. Para mí el secreto de mi propio éxito es haber amado mi trabajo. No hablo de algo romántico. Hablo de un amor que implicó confiar, soportar caídas duras, que implicó invertir muchísimo tiempo, recursos.
–¿Qué perfil debe tener un líder?
–Un líder debe tener la capacidad de reconocerse plenamente humano. La gente ya no compra el "dígame licenciado" del Chavo. Las formas y estructuras importan cada vez menos. Los millenials vienen para quedarse con un estilo que prioriza la vida y el disfrute por encima del sacrificio. Cada vez hay más personas que prefieren crear sus propios pequeños negocios, haciendo lo que les gusta.
–¿Cómo se siente hoy día?
–En el 2017 el emprendimiento cumple 10 años y me siento profundamente agradecido. Hoy trabajo con un equipo talentoso con quien co-creo productos y servicios que llevamos a varios países. He podido trascender una etapa egocéntrica inicial para pasar a una etapa distinta donde me doy cuenta de lo vital que resulta estar rodeado de seres humanos enamorados de lo que hacen.
–¿Cuál fue el logro más significativo?
–Haber evolucionado hasta convertirnos en un equipo de especialistas preparados para dar respuesta a los retos integrales que hoy tienen las empresas. Arte en Coaching es la única consultora nacional que tiene profesionales preparados en cinco escuelas de coaching. También estamos formados en Constelaciones Organizacionales, Reconstructivas y Estructurales que permiten intervenciones de mucha efectividad en caso de conflictos o desafíos organizacionales.
–¿Cuáles son los valores que inculca?
–Transparencia y ética. Tenemos un pilar muy fuerte que es la confidencialidad en relación a cada empresa o persona que nos elige para trabajar con sus temas.
–¿Cuál es el rumbo y futuro de la empresa?
–La palabra que más me gusta es la palabra evolución. Vamos a seguir evolucionando porque sin movimiento no hay vida. Se vienen proyectos poderosos con corazón. Nosotros somos una empresa con latidos. Nos pasó de todo, pero nunca dejamos de vivir. Esa conciencia es nuestra fuerza y de allí viene la capacidad de reinventarnos.
–¿Algún consejo para los emprendedores?
–Que le sigan a su propio corazón. Que no se olviden de respirar. Que no pierdan la conciencia de que todas nuestras acciones impactan. Que jamás subestimen a nadie porque ninguna persona es lo suficientemente tonta como para comprar un fraude toda la vida. Que sigan estudiando. Que inviertan en su desarrollo personal. Que hagan de su emprendimiento un espacio rentable que tenga corazón. Porque finalmente solo vive y se reinventa aquello que amamos.
–Algún anhelo sobre todo lo que ha edificado.
–Mi mayor anhelo es no perder la conciencia de agradecer todo esto cada día del resto de mi vida y recordar siempre que todo lo que se fue materializando a través del tiempo es fruto de mucho trabajo, de muchas personas que pusieron su corazón y de algo más que no sé cómo llamar, pero que nos pone en el camino de muchos seres humanos y de muchas empresas con un proyecto de desarrollo guasu…poderoso, apasionante.