Por Juan Luis Ferreira E.
SOCIO ADEC
Vacunación. Cambio climático. Formalización. Discriminación. Derechos Humanos. Libre opción. Sustentabilidad. Todos estos términos son solo ejemplos de las nuevas cruzadas. Iniciativas mundiales apoyadas por ONGs y otros tipos de organizaciones que con absoluta buena intención se suman a gestiones locales y extienden con disposiciones regulatorias, instituciones, líderes, campañas de concienciación, eventos, capacitaciones, mediciones y profusa difusión.
¡Excelente!, solo que cada lugar tiene sus rasgos propios, su cultura, su forma de vida y sus expectativas y es una gran variedad. La misma camisa no puede quedarles a todos bien y en todo momento. Las originales cruzadas abarcaron siglos de la historia donde un espectacular movimiento de gente se trasladó en acciones bélicas por miles de kilómetros para recuperar Jerusalén para los Cristianos.
Un lugar del mundo que distintos y enormes grupos culturales y religiosos entienden que les pertenece y se disputan hace más de 4.000 años. Generaron mucha violencia, desde luego, pero también produjeron cambios culturales, mezclas de razas, aparecieron héroes y hasta avances útiles para la humanidad. Tuvieron un impacto mundial y cambiaron muchísimas cosas ajenas a su objetivo principal. Algunas para bien, otras no tanto. Lo mismo ocurre con las nuevas cruzadas.
Reflexionemos sobre dos ejemplos cercanos. Formalización. Una cualidad absolutamente necesaria y útil justificada de entrada nomas porque permite tener una idea clara de la realidad. Solo que se requiere un nivel institucional, estructural y educativo que no tenemos.
Tiene que ser un proceso gradual conciliado. El señor que hace ricas empanadas y las vende en la vereda puede emitir facturas, pero su toldo, su paila y todos los elementos de su emprendedor negocio siguen estando en ¡la vereda! Todos sus ayudantes pueden estar en IPS, pero algunos ya trabajan en otra parte en horarios clásicos y otros son voluntarios ocasionales. Algunos de sus insumos son de Clorinda. La camisa manga larga, en nuestro caso, tendrá que ser, por ahora, manga corta.
Discriminación. Toda mi vida fui torpe, gordito, petiso y con anteojos. Es una gran experiencia estar al costado de la canchita esperando que los dos capitanes que No quieren tenerte en su equipo acuerden quién se queda con la carga. Fui también migrante.
Todo esto genera exclusiones, marcantes, agresiones y ofensas, y hay momentos de angustia, tristeza y depresión. Se superan con oración, con apoyo familiar, de amigos y de buenas personas. También el paso del tiempo pero son experiencias que te forjan y te preparan. No debería haber discriminación, pero cuando es inevitable, hay que tomar la parte positiva. La camisa a rayas, en este caso, por un tiempo, tendrá que ser a cuadros.
Que el Espíritu Santo nos ayude a incorporar adecuadamente las buenas iniciativas y nos permita tomar las mejores decisiones que ayuden a los más débiles.