Se tiende a considerar los Mundiales juveniles meras versiones reducidas de sus equivalentes absolutos. La Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA, sin embargo, a pesar de su corta trayectoria, ha logrado forjar una identidad propia.

Estados Unidos y Alemania, las grandes potencias que han dominado el fútbol femenino y sus máximas competiciones, pueden dar fe, sin duda con fastidio, de la negativa de sus rivales a amoldarse al guión que siguen las competiciones absolutas. De hecho, no sólo ninguno de estos colosos ha levantado nunca el trofeo sub-17, sino que además, hace dos años, ni las Barras y Estrellas ni Brasil estuvieron presentes en Costa Rica, y las alemanas, que sí se clasificaron, quedaron eliminadas a las primeras de cambio.

La competición posee un marcado acento asiático, con Francia como la única excepción en una lista de campeonas que incluye a la RDP de Corea, la República de Corea y Japón. Las japonesas llegan a Jordania 2016 como defensoras del título tras haber batido todos los récords habidos y por haber de camino a la conquista del trofeo en Costa Rica hace dos años, y vuelven a figurar ahora entre las grandes favoritas.

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"Nuestro objetivo es ganar dos Mundiales consecutivos", aseguraba recientemente el seleccionador Naoki Kusunose a FIFA.com. "En mi opinión, como defensores del título, tenemos la responsabilidad de desplegar un estilo de juego soberbio. Difícilmente podemos destacar individualidades estelares concretas; más bien, debemos buscar una defensa paciente y una gran concienciación táctica".

Aspirantes y debutantes

Pero los mencionados gigantes han regresado a la competición. Tanto Estados Unidos como Alemania llegan con el título de campeonas de sus continentes respectivos y con muchas ganas de poner fin a la supremacía asiática. España, finalista hace dos años, también ha vuelto con el objetivo de mejorar el segundo puesto conseguido el Costa Rica.

Por su parte, Venezuela, la reina de Sudamérica, envía a Jordania un combinado mucho más experto, en el que figuran ocho veteranas de su sorprendente trayectoria hasta semifinales en 2014. En ellas destaca la máxima goleadora de la pasada edición, Deyna Castellanos, una de las posibles estrellas del torneo.

Si a esto se le añade la presencia de equipos de la talla de Brasil, Canadá, la RDP de Corea, Nigeria e Inglaterra, que regresa por primera vez desde 2008, tenemos todos los ingredientes para una fase final abierta e impredecible, muy en la línea de la historia que ha seguido hasta el momento la Copa Mundial Femenina Sub-17.

También compiten este año un par de debutantes: Camerún y Jordania, y esta última intentará romper el récord negativo que persigue a las selecciones anfitrionas. Ninguna de las anteriores, ni Trinidad y Tobago, ni Nueva Zelanda, ni Azerbaiyán, ni Costa Rica, lograron superar la fase de grupos, y las dos últimas incluso perdieron sus tres partidos de la fase de grupos.

El hombre encargado de idear la forma de terminar con esta racha es el entrenador inglés Robbie Johnson, quien, a pesar de los retos que a priori parece que se le presentan, ha hablado muy positivamente sobre las posibilidades y las capacidades de su equipo. "El equipo femenino sub-17 de Jordania es extremadamente entusiasta y las jugadoras tienen muchas ganas de aprender", ha explicado a FIFA.com. "Las chicas seleccionadas deben trabajar al unísono con el cuerpo técnico y darlo todo para alcanzar su mejor momento de forma en su preparación física y técnica. Con esto nos cercioraremos de que puedan competir".

Un legado duradero

Ni que decir tiene, la importancia de este torneo para Jordania trasciende el rendimiento del equipo de Johnson. Como primera competición femenina de la FIFA celebrada en Oriente Próximo, se espera que se convierta en un certamen fundamental para el desarrollo del fútbol en toda la región. Los jordanos, pioneros desde la presentación de su programa de fútbol femenino en 2005, apuntan a convertirse en un faro para las niñas y mujeres cuya luz llegue a todo Oriente Próximo y mucho más allá.

Su Majestad, la Reina Rania de Jordania, se ha mostrado entusiasmada con lo que el fútbol puede aportar a la sociedad de su país. "Contar con niñas que practiquen un deporte, y en concreto que jueguen al fútbol, puede hacer muchísimo para cambiar las actitudes y la forma en la que la sociedad percibe a las niñas y a las mujeres. A toda mujer jordana que quiera jugar al fútbol, yo le digo: 'Adelante'. Por ser un ejemplo para la sociedad, por cambiar los papeles tradicionales y por desafiar la percepción negativa que se tiene de las mujeres. El fútbol es la forma más sana y más motivadora que existe para conseguir todo esto".

También la FIFA y el Comité Organizador Local (COL) comparten este ambicioso objetivo de lograr cambios en la sociedad jordana, como señala el presidente del COL, Samar Nassar. "Esta competición se convertirá en un punto de inflexión en la historia del fútbol femenino de Jordania, y atraerá mucha más atención al deporte", manifestó Nassar, quien lidera en el COL un personal compuesto en su 75% por mujeres.

"Cuando las chicas salten al terreno de juego, no sólo jugarán a la pelota para ellas mismas y para sus países, sino también para todas las niñas del mundo, por la emancipación de la mujer y por el fomento de la igualdad de género".

Por consiguiente, en Jordania 2016 hay mucho en juego, tanto dentro como fuera del campo. Con la lucha por el título del mundo y por la emancipación de la mujer, ésta será otra Copa Mundial Femenina Sub-17 que vale la pena apoyar. Fuente: fifa.com.

Etiquetas: #Mundial.

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