Por Laura Ramos
Directora del Club de Ejecutivos
Me tocó días atrás tener la oportunidad de visitar Lima con una delegación de empresarios paraguayos. Durante esta visita, la agenda estuvo cargada de reuniones de trabajo, donde de cada una de ellas pudimos llevarnos la misma sensación. Perú ha cambiado en los últimos años. Y, ¿a qué se debe este cambio de imagen, de percepción y de experiencia sobre todas las cosas? Se debe a un trabajo que se viene realizando desde el gobierno a partir del 2009 para potenciar las cualidades del país.
Se aprovechó un momento de crecimiento económico donde éste se consolidaba, y con cierto tiempo de estabilidad, para tomar la palabra Perú como símbolo de todo lo que el país representa: una mezcla de culturas, etnias, experiencias y deseos. Muy inteligentemente, con esta palabra, se admite múltiples mensajes y no se encasilla a solo promocionar el turismo, la exportación o la inversión, sino todos y ninguno a la vez.
Con la idea de que la palabra misma genere sensaciones, se utilizó una letra que representa la P como una mezcla de huella digital, donde hay un Perú para cada quien y luego el color rojo, símbolo de la bandera del país. Las asociaciones mentales entre las letras, y como están presentadas, generan en las personas un vínculo entre lo histórico y lo contemporáneo.
Los tres pilares para el arraigo de la marca fueron: turismo, exportaciones e inversión. Cada uno de ellos está bien definido de la siguiente manera. El turismo en Perú está bien marcado por personas que van al país por algo en particular, no es un país de paso, donde uno termine yendo sin querer. Es un destino marcado principalmente por su historia, por su cultura inca y por su ícono que está dentro de las maravillas del mundo, Machu Pichu.
Pero además de esto –una vez que uno está allá– descubre un sin fin de variedades, tanto culturales como impensadas como lo es el surf. Asimismo, la increíble experiencia que es Mistura, dentro de la cual uno puede experimentar toda la variedad gastronómica del país, teniendo a disposición los sabores del lugar más recóndito de la selva, donde por ejemplo, cuentan con una variedad de más de trescientas papas, y nos pueden deleitar con platos tanto de mar como de tierra, por nombrar alguno de ellos.
El pilar de exportaciones está basado con productos más bien singulares y alejados de la masividad pero resaltados por su calidad. Por ejemplo el algodón peruano, el cual es principalmente de la vicuña o alpaca, es el segundo mejor del mundo, luego del egipcio, factor probablemente poco conocido por muchos. Esta cualidad hace que grandes marcas hoy en día estén produciendo sus indumentarias en el Perú, o comprando insumos de ellos.
Y por último, el pilar de la inversión, el cual está basado en diversos atractivos. Primeramente la estabilidad del país, crecimiento sostenido y su consolidación como ya mencioné. Luego que el país tiene todo por hacer y las oportunidades son tan diversas, el clima de negocios es muy bueno, el cual está auspiciado por un marco legal estable y seguro. Todo esto genera un terreno fértil para la apuesta de empresas extrajeras.
Con lo expuesto, creo que es un excelente ejemplo a seguir, con incontables características en común con nuestro país, donde tenemos también muchas oportunidades de mejora, así como también diversas áreas de crecimiento potencial. Y, combinado esto, insumos locales de excelente calidad a nivel mundial. Debemos como país proporcionar marcos legales que acompañen al crecimiento sostenido para hacer así un lugar menos burocrático pero a la vez seguro para los inversionistas extranjeros.