Por: Tito Caro

Una marca de agua tónica hace campaña contra el talento o la sensibilidad. Muestra un partido de fútbol con jugadores vestidos de rosado, jugadores hábiles que hacen desmayar de emoción a la asistencia. De repente, aparece el jugador contrario, calza al jugador de talento, lo tira al suelo y es para "cortar tanta dulzura" explica el mensaje publicitario. En otras palabras, para vencer, nada de arte o baile, hay que mostrarse troglodita. Hablaba sobre esto con T.M. que había encontrado por casualidad en el shopping Paseo La Galería. El mundo actual aplaude la violencia, me dijo mi amiga. Propuse que nos bajáramos del mundo y que lo miráramos pasar por un tiempo hasta nueva oportunidad. No pudimos llevar adelante el proyecto y fuimos al Sushi Pop para intentar un simulacro de huida. El lugar es uno de los tantos destinos culinarios del Paseo, tiene espacio al aire libre y encerrado. Escogimos una mesa al aire libre, estaba reservada, escogimos otra, también estaba reservada. Entramos.

La música ambiente era una de estas ocurrencias electrónicas que estimulan el baile y hacen mal a la conversación. No bailamos, lector, conversamos con algunos conceptos manifestados a los gritos.

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Pedimos Nigiri salmón. El arroz se mostraba conocedor de su papel. Era local, en la cocina le habían enseñado el arte, casi olvidado, de compartir talentos. El arroz dividía el espectáculo con el salmón. Cada uno en su papel, cada uno en su lugar. Dos mundos apartados, el agua, la tierra, se juntaban para hacer posible la fruición en la función. No es poca cosa, amigo: el salmón podría estar de mal humor por un jet lag mal digerido, el arroz podría presentarse pastoso o demasiado suelto por convencimiento propio. Ambos estaban al punto y el conjunto exhibía talento.

También llegaron a la mesa langostinos rebozados. Correctos, competentes, eran anfitriones dignos.

Te recomiendo el Sushi Pop. Puede ser abrigo para un encuentro deseado. Pide que bajen la música ambiente. Si no te hacen caso, conversa a los gritos sin nunca perder la ternura. Y para terminar digo que me gusta esa bebida porque no tiene sabor bruto, porque me hace pensar en el color suave que es el rosado. Me entiendes, ¿verdad?

Sushi Pop

Paseo La Galería

Etiquetas: #Gastronomía

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