Por Benjamín Livieres Plano
Periodista
Dos páginas completas y titular principal de tapa fueron el inicio de una serie de publicaciones anunciadas por ABC Color. La "estrella" del espectáculo es nada más y nada menos que Jarvis Chimenes Pavão, uno de los narcotraficantes más poderosos de la región, condenado por tal motivo a 17 años de cárcel en el Brasil, a donde debe ser extraditado después de purgar en nuestro país la pena de 8 años por lavado de dinero.
El hombre asegura haber aportado grandes sumas de dinero al Gobierno, para dotar de equipos de inteligencia a la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), al igual que para la liberación de Arlan Fick, de la cual dijo ser su principal artífice. Y el diario en cuestión, en lugar de exigirle pruebas que corroboren la veracidad de lo que afirma, se limita a divulgar la novelesca versión de un "capo mafioso", devenido en ejemplo de "filantropía".
Según Pavão, el Gobierno le habría pedido ayuda para la FTC al narcotraficante Jorge Rafaat Toumani, asesinado en junio pasado, y éste se comunicó con él para contar con su colaboración. Su abogada, Laura Casuso, relató que ella personalmente se reunió con Rafaat, en abril del 2014, quien le mostró el presupuesto para la adquisición de los equipos y ella le respondió que tenía autorización "para tanto", sin especificar el monto. También aseguró tener todo documentado, "guardado bajo siete llaves, en tropecientas mil escribanías" (sic).
Tales declaraciones parecieran ser motivo de un escándalo de grandes proporciones. ¿Cómo? ¿El Gobierno trabajando mancomunadamente con el narcotráfico? Es lo que algunos políticos y comunicadores salieron de prisa a preguntar, poniendo énfasis en la extrema gravedad que esto revestiría en caso de confirmarse. Y desde ya que así lo sería, pero, a decir verdad, son interrogantes absurdas, para que escuchen los incautos y cuya única finalidad es embarrar la imagen gubernamental con el argumento que fuere.
Las preguntas que se haría cualquier periodista o ciudadano que apele a la lógica formal serían otras, incluso más elementales, como por ejemplo, ¿por qué motivo el Gobierno necesitaría de 1 o 2 millones de dólares de estos criminales? ¿Acaso que, además de contar con esas sumas en la "caja chica", no tiene suficientes relaciones internacionales, oficiales, para adquirir los equipos de inteligencia que fuesen necesarios? ¿Por qué no siguieron el mismo conducto del supuesto "trabajo mancomunado" para obtener la liberación de otros secuestrados por la misma banda de delincuentes? Y la última, de por sí demoledora, ¿dónde están los famosos documentos, grabaciones, etcétera, que si existieran, hace rato Pavão estaría transitando libremente por las calles?
Está claro que el objetivo del poderoso "narco" es evitar ser extraditado, para lo que falta poco más de un año. En el Brasil no solo le esperan 17 años de presidio, sino otros tantos que se le sumarán por dos causas en las que aún no ha sido condenado, según lo establece la legislación del vecino país, además de condiciones de reclusión sumamente rigurosas, idénticas a las de Luiz Fernando Da Costa, conocido como Fernandinho Beira-Mar, quien nunca más pudo operar desde la cárcel.
También resulta claro que lo iniciado por ABC color no es otra cosa que un operativo de prensa y no el resultado de una investigación mínimamente seria, avalada por elementos probatorios. No sabemos si el objetivo es pasarle la mano a uno de los sujetos más destacados del crimen organizado, vender más ejemplares u otras cuestiones crematísticas.
Lo que sí sabemos es que la artillería la dirige hacia la cabeza del Ejecutivo, al dar "letra" a políticos carentes de imaginación, como el senador Eduardo Petta, quien, rasgándose las vestiduras, salió rápidamente a declarar que "es grave recurrir a presos para resolver secuestros" y que estaríamos ante un "probable vínculo entre el Gobierno y el narcotráfico", basado exclusivamente en la novela publicada por este medio de prensa.
Y no fue solo él. Ayer, en la sesión del Senado, Desirée Masi y otros usaron sus "15 minutos de gloria" para tomar la publicación como si se tratara de la Biblia. Por supuesto, si lo dijo Pavão… "palabra Santa".